* La muerte de Fidel y el arribo de Trump

* Descalabro de Olea Peláez

 

Isaías Alanís

 

En momentos en que especialistas aseguran que hay unas crisis en la procuración de justicia en México, con la bota puesta por la administración Trump que tomará por asalto la Casa Blanca el 20 de enero del año que viene; se registra la muerte tantas veces anunciada de Fidel Castro Ruz, hombre enigmático y un ícono de nuestro tiempo con claroscuros o aciertos sociales, a quien una mano de presidentes de Estados Unidos intentaron asesinar vía la CIA y bien blindado por los servicios de inteligencia ruso, sobrevivió, en tanto Cuba, un experimento socialista en las narices de los gringos en plena guerra fría, la isla a la que le cantó Martí, resistió bloqueos económicos, invasiones y una política de exclusión latinoamericana mandada por el imperio, que hoy en boca de Donald Trump asegura que “Fidel fue un brutal dictador”, aludiendo a su perversión mediática y de ultra derecha. Una Cuba sin hambre, sin analfabetas, una Cuba con calidad de vida, una Cuba plena y con enormes atletas y artistas es su legado, claro y también los marielitos y la disidencia apoyada por el Tío Sam.

Estos dos momentos, entre muchos, la llegada a bayoneta calada a la Casa Blanca de una minoría racista, homofóbica y que ya implantó la cultura del odio en los EEUU, el surgimiento de la derecha en el mundo, y la muerte de Fidel, marcan un hito histórico que las futuras generaciones sabrán digerir.

En este contexto y en el de la violencia generalizada, sonaron como descargas de Kalashnikov las declaraciones del fiscal de Guerrero, Xavier Olea Peláez, y no solo eso, sino que de paso involucra al gobernador Héctor Astudillo. Una anécdota sirve para aquilatar la línea del actual mandatario: cuando fue presidente de Chilpancingo, se impulsó el Consejo de la Crónica Municipal del cual formé parte activa. Me citó en su oficina, a la que nunca había entrado para echar a andar un proyecto editorial en la capital de Guerrero. Una vez concluido el asunto, de pronto, a manera de comentario me confió que lo habían ido a buscar dos sujetos, que se decían “apoderados de artistas y expertos en organización de ferias”. Le pidieron les entregara la feria de Navidad y Año Nuevo. HAF, se negó. Los dos tipos se fueron y nunca volvieron. Ese año por órdenes de HAF, no se realizó el Palenque tradicional. Héctor Astudillo es un hombre a quien conozco y jamás pronunciaría tal disparate.

Es muy extraño que el abogado penalista perdiera los estribos, se equivocó de lenguaje, o ¿acaso el abogado utilizó el argot de los delincuentes que debe de conocer muy bien para decir lo que dijo?  Existe el “pocito”, los toques, el “tehuacanazo”, en el ámbito policiaco, y “darle pa’bajo”, en el argot del crimen organizado significa eliminar al enemigo.

Ante este exabrupto fuera de la realidad del Fiscal, Roberto Álvarez Heredia, vocero de seguridad del Grupo de Coordinación Guerrero (GCG) calificó como “desafortunadas y fuera de lugar las declaraciones del fiscal Xavier Olea Peláez, quien presumió el jueves 24 de noviembre que había recibido la instrucción del gobernador Héctor Astudillo Flores de matar al Tequilero, Reybel Jacobo de Almonte, cabeza de una banda de secuestradores conocida como Los Tequileros, que opera en la Tierra Caliente de Guerrero”.

Y como existe la grabación, el video de esa charla, el fiscal tiene que explicar por qué lo dijo, si de lo que se trataba fue de rescatar a personas supuestamente secuestradas por los “Tequileros”. Olea Peláez hizo estas desafortunadas declaraciones en la comunidad de San Jerónimo, municipio de Ajuchitlán del Progreso en la región de Tierra Caliente”.

Por qué razón, nerviosismo, falta de sueño,  Olea Peláez, afirmo el jueves 24 de noviembre que el gobernador Héctor Astudillo le ordenó “darle pa’bajo” a Jacobo de Almonte, alias el “Tequilero”.

Roberto Álvarez Heredia en su cuenta de Facebook, descalificó el dicho del fiscal, pues dijo que “nunca, en ningún momento el gobernador le dio una indicación en ese sentido; fue a lo mejor una interpretación de Olea Peláez”. Y señaló: “se trata de una expresión muy desafortunada, conocen el estilo de trabajo, el estilo del lenguaje del gobernador Héctor Astudillo Flores; está totalmente fuera de lugar esa expresión del fiscal”.

En Acapulco, Olea Peláez, en su defensa argumentó que las “instrucciones que recibió del gobernador fue rescatar a los secuestrados y detener a la banda de “Los Tequileros” que tiene en jaque permanente a los  habitantes de Ajuchitlán del Progreso. Negó haber tenido ordenes de “darle pa’ abajo” o matar al líder de la banda”.

Ahora la pregunta es, ¿de dónde sacó semejante disparate el abogado Olea Peláez?

Esas declaraciones cimbraron y pusieron en alerta roja al aparato de estado. Habrá que esperar el desenlace de este exabrupto y ojalá que el fiscal recapacite y enderece el barco de la Fiscalía que se le hundió con todo y velas nuevas en Ajuchitlán del Progreso. En la red circulan sus declaraciones, o les quitan el audio o son retiradas.

Y es muy cierto lo que expresa Álvarez Heredia, Héctor Astudillo, jamás pronunciaría semejantes palabras.

DE REOJO

Hoy recién entrando a Chilpancingo, me llamo la atención la gran cantidad de señoras, jóvenes, hombres maduros y no tanto, utilizando su celular mientras conducen.

Todos montan camionetas de lujo y autos compactos de modelo reciente. Y es obvio que esos automotores modernos, cuentan con telefonía integrada. ¿Por qué no la usan? ¿El tener en las manos un Iphone o un Android es sinónimo de gente triunfadora, o lo utilizan para que los transeúntes los veamos? ¿Por qué carajos no lo conectan a su auto y se evitan la engorrosa molestia de llamar y contestar mientras conducen?

Se podrían evitar accidentes y la comunicación sería más fluida. ¿No creen?