La radio que pocos escuchan

 

Felipe Victoria

 

Visto está que los altos funcionarios, poca oportunidad y tiempo se dan de leer por sí mismos lo que la prensa impresa tradicional publica, de ellos mismos o de tópicos interesantes y actuales.

Tal vez en esas llamadas “agendas o síntesis ejecutivas” les plasmen lo que los empleados quieren, a su criterio, que los jefazos vean o se enteren; de ahí en fuera lo que de alguna manera si les llega es si fulano o mengano en la radio o la TV dijo criticándolos, pues las lisonjas de tan repetidas con su pobreza de léxico, de plano fastidian con tanta hipocresía.

No ocupan los cargos en que están por tontos, saben que así como los endiosan ahorita, lo hicieron con los antecesores y del mismo modo en que ahora se acaban a los que ya no están, les va a tocar a ellos ser medidos futuramente; por eso es que en realidad a muchos de plano les vale madres, y quien no se someta a ciertas líneas es discriminado y castigado de algún modo.

La prensa regular todavía respeta ciertos límites, pero el libertinaje en redes sociales rompe todas las barreras y muchos cibernautas se sienten “aristeguis”; de plano ofenden y hasta calumnian a funcionarios que normalmente ni se enteran, aunque tengan asalariados para atender sus sitios de Internet.

Ni modo, los mexicanos a partir de enero próximo tendremos un vecino incómodo al mando del imperio yanqui del Norte, al que mediáticamente nos convierten en el villano de la película, para distraernos de la crítica situación nacional en que la corrupción tolerada y la impunidad para altos funcionarios ladrones de cuello blanco está en su apogeo.

Primero los dejaron robar compartiendo y cuando no pudieron disimular más, comenzó la farsa de simular que los buscan y hasta recompensas ofrecen ahora. No le hace que se cambie de titulares en la PGR más seguido que de zapatos.

El problema no es cuantos gobernadores voraces ya quedaron en evidencia, sino los que faltan de aquí al 2018 en que se les caiga el teatrito, antes que deje Los Pinos Enrique Peña Nieto, que ha traído el santo de espaldas y al Peje López Obrador y su chicotito Aristegui en contra mañana, tarde y noche.

Mandatarios de Tamaulipas como Tomás Yarrington, de Puebla  Moreno Valle, Murat Cassab y Gabino Cué, de Oaxaca, Javier Duarte, de Veracruz, Guillermo Padrés, de Sonora, César Duarte, de Chihuahua, Rodrigo Medina, de Nuevo León, y Roberto Borge, de Quintana Roo por el momento, y ni quien olvide a “Lord Coahuila” Humberto Moreira y su sospechoso rescate de España.

Otro exmandatario al que quitaron del poder y creía haberla librado, comienza a tener insomnio porque la Auditoría Superior de la Federación le investiga manejos dudosos, de los que quizá ni cuenta se dio porque tuvo colaboradores ávidos de lucro y un séquito perverso que lo entretuvo distraído en la parrándula, aquel simpático y amable ángel al que transformaron en un arcángel inaccesible para darse vuelo bajo su sombra.

Me duele hablar de Ángel Heladio Aguirre Rivero y me extraña que su interino sustituto, el ex guerrillero académico Rogelio Salvador Ortega Martínez, con su nuevo look barbudo ande risa y risa burlando la justicia porque no supieron o no quisieron trabarlo a tiempo.

Eso de no perder energías ni tiempo mirando hacia atrás y lo de borrón y cuenta nueva, tiene tufillo a topillo.

En fin, nadie le prometió un jardín de rosas al abogado Héctor Antonio Astudillo Flores, que pese a los augurios de grupos rivales disfrazados de aliados urdían hacerlo tropezar para relevarlo; ya cumplió satisfactoriamente su primer año al mando del convulso e ingobernable estado de Guerrero, donde es tradición el tumbar gobernadores.

Como todos quienes llegan a la gubernatura, por supuesto que carga facturas políticas pendientes con quienes coordinaron y ayudaron en su campaña, algunos de los mismos priístas que en 2005 lo traicionaron favoreciendo al candidato externo del PRD Zeferino Torreblanca, con el que se inició la década negra que dejó a Guerrero en el primer lugar de lo malo y el último de lo bueno.

Para salvar del naufragio total la nave, necesita Héctor Astudillo dar un golpe de timón y ya comenzó a depurar su tripulación; urge que implante la cero tolerancia a la impunidad y sin miramientos se apliquen las leyes lisa y llanamente rompiendo la cadena de complicidades.

La Patria es Primero, dijo Vicente Guerrero; las cuatitudes no deben ser obstáculo para la justicia real y total.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-Maestra Pizarrina, por como se sigue poniendo la barbarie entre traficantes disfrazados de grupos armados de autodefensa, ¿cree que la Federación de intervención al Ejército y la Marina Armada para ponerlos en paz?

-¡Shhh… cábrense cayones chamacos!, se las pone dura a Osorio Chong, Cienfuegos Zepeda y Soberón Sanz, las fuerzas federales no son muy conciliadoras que digamos, sus elementos están entrenados para menesteres más radicales.

-Pero si aquí de plano ya no pueden con el paquete, ¿entonces quién podrá defendernos?

-Es cuestión de no dar tantos brincos en el suelo tan parejo. Hay servicios de inteligencia y bien deben conocer la identidad de los líderes de cartelitos y sus meros padrinos, cuestión de someterlos a la ley cuanto antes.