SADYHEL ASTUDILLO
Aprovecho el espacio que se me brida para mandar una calurosa y especial felicitación a mi hermano René que cumplió años esta semana que finaliza. Mis mejores deseos para ti y toda tu familia, que este y todos los días sean memorables y trascendentales.
Como tendrán conocimiento estimados lectores, los temas políticos casi no son frecuentados en estas colaboraciones; sin embargo y como ya todos deben de tener presente, la reciente elección en Estados Unidos está en boga en este momento y me motiva a retomarlo.
Al ser este un tema sensible, tanto por la novedad como por las emociones que puede generar a terceros me tomaré el atrevimiento de advertir lo siguiente: Esta colaboración se limitará a dar un punto de vista personal con respecto a la victoria de Donald Trump, sin ningún ánimo de ofensa, favoritismo o intención de ofender a terceros.
Estados Unidos de América, además de ser nuestro vecino y compañero de continente, también es conocido por el peso que tiene sobre el resto de los países. Es potencia en muchos ámbitos, económicos, armamentista, tecnológica, científico etc. Por tal motivo el elegir a la persona que se coloque al frente de esta nación es un tema que no solo debería de importarles o preocuparles a los habitantes de ese país.
Pero, qué sucede cuando la persona que resulta estar a cargo de tanta potencia resulta ser tan polémica como lo es Donald Trump. Inevitablemente generará controversia o quizá, llegando a un extremo, histeria masiva. Dejemos que esa histeria o sorpresa pase y detengámonos a pensar un momento la situación, antes de comenzar a pensar locuras, a creer en conspiraciones o demás temas no comprobables.
Los norteamericanos siempre han sido conocidos (y retratados también por medio de películas, libros, etc.) como personas orgullosas y en demasía patrióticas, por tal motivo el decir frases como “make america great again” puede mover “algo” dentro de ellos y generar cierta simpatía hacia su emisor, o caso contrario, desagrado, pero un hecho es que no pasará desapercibido. Desde ese momento de su campaña, Trump comenzó a generar ruido. Por otro lado, el que algunas personas relacionaran esta frase con el movimiento nazi no es tema para esta colaboración, pero si lo menciono porque, también por ese lado (las personas que buscan sacar provecho de cualquier situación para generar escandalo) comenzó a llamar la atención.
De hecho, el título de esta colaboración es un ejemplo de ese poder que tiene las frases sobre los lectores, generan ideas que los pueden llevar por distintitos caminos. Pero de ello tenemos dos certidumbres; la primera es que llamó su atención y la segunda es que, no importa que sugiera el título, el contenido no va a ser siempre lo que nosotros esperemos.
Acompañado a esto cabe agregar que otro de los temas de los que hacía más alarde Trump, fue el caso de los migrantes que residen en ese país, un tema que desde hace décadas atrás genera controversia y preocupación a los indocumentados y, por parte de los americanos es una situación que quieren frenar o evitar.
En este punto cabe hacer mención del nivel de prioridad con el que Trump se refería a este tema, siempre que podía lo mencionaba y lo hacía con seguridad y firmeza en su rostro, estos al igual que sus frases de campaña inevitablemente provocarían llamar la atención de todos los que lo escucharan, fuesen futuros votantes o no.
Como podemos ver, Trump y sus colaboradores se centraron en tocar temas sensibles para la mayoría de los habitantes de los Estados Unidos, independientemente de que se ganaran su simpatía o no y además de ello, Trump mencionaba todo esto con una firmeza y seguridad absoluta. Al notar esto, los ciudadanos que comparten su ideología y que la demuestran abiertamente o no, seguramente le darían su voto. Y como se menciona al principio de esta colaboración, la mayoría de las personas son bastante patrióticas y orgullosas, quizá no lo demuestran abiertamente para evitar ser moralmente ofensivos, pero en el fondo lo sentían y vieron en Trump la opción para demostrarlo.
Ahora, una vez que toda esa insistencia y agresividad dieron frutos, nos toca pensar que Trump será más inteligente que todo ello y sabrá dirigir a su país de la manera correcta. Si bien puede y debe cumplir con sus promesas de campaña, pero no por ello quiere decir que de un momento a otro comenzará una caza y deportación de mexicanos para después levantar un enorme muro, no puede ser lo suficientemente tonto para hacer eso y no esperar una respuesta agresiva por parte de México.
Si bien ya que ganó la presidencia, puede guardar por un momento esa agresividad y efusividad que demostró como candidato y conservar la asertividad para demostrar que va a arreglar todas esas situaciones sin la necesidad de ser extremista, por medio de papeleos, de una mejor relación diplomática entre su país, el nuestro y Latinoamérica; porque, si él y su equipo fueron lo suficientemente inteligentes para llegar al poder, deben de demostrar la altura para no perderlo, o perderse ellos mismos en él.
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