México, ¿botín político?
Por Felipe Victoria Zepeda
Emotivo discurso y lágrimas de cocodrilo del gobernador Javier Duarte de Veracruz, despidiéndose del cargo días antes de concluir su periodo; famoso el funcionario por la narcoviolencia y negocios oscuritos que le atribuye ferozmente el mandatario electo Yunes Linares.
De música de fondo a los dos personajes les quedaría esa del comal y la olla de José Gabilondo Solís, “Crí Crí”, porque Duarte le reviró a Yunes que también “tiene su historia”.
Lo que quizá afectó más a Duarte fue el matadero de periodistas locales, por angas o por mangas, pues lo colocó en el escenario de los villanos y esa mancha no se la quitará ni naciendo de nuevo.
Pero el de Veracruz no es el único gobernador en problemas mayores, otros como Guillermo Padrés, de Sonora; Roberto Borge, de Quintana Roo, y Rodrigo Medina, de Nuevo León, andan en la cuerda floja, igual que el ex interino Rogelio Ortega, de Guerrero. ¿Nadie les explicaría cuando asumieron los cargos que no se trataba de botín político el gobernar los estados y que a pesar del disimulo y la vista gorda a sus pillerías, los karmas los alcanzarían?
Mal se sospecha que veremos los últimos dos años de gestión de Enrique Peña Nieto y peor para el resucitado partido tricolor, que por ahorita sigue en la indefinición para escoger un posible candidato que garantice plenamente un triunfo y el tabasqueño con su Morena les saca ventaja real, porque la de encuestadoras que le inventan a Margarita Zavala en el PAN es puro cuento, sin dejar de considerar las mafufadas de alguna candidatura independiente, como la que adelanta El Bronco, desde la Sultana del Norte.
No falta quien irreverentemente dice que habría que preguntarle a los cárteles a quien impondrían en la Presidencia a partir de diciembre del 2018, en este imperio mexicano del Narco como desde el 2000. Se manchan de veras con esa inconveniente apreciación, pero que difícilmente se les pudiera controvertir.
Obvio es que la “Partidocracia” en este país ya se acabó de podrir y abarca los tres niveles de gobierno, colocando a sus asociados y patrocinados para que permitan sus negocios enfermando adictos y lo peor, extorsionando a los sectores productivos, donde ya ni los comerciantes irregulares de banqueta se salvan de las “rentitas” y el “pisaje”.
¿Qué rayos espera el Congreso de la Unión para legislar reformando el Código Penal para calificar como delito grave la extorsión?, ¿por qué ningún Congreso local se atreve a poner la muestra?
La maquinaria legal se acomodó a que la gente no tenga opción a denunciar extorsiones porque las policías locales protegen a los malosos, y los del MP son miedosos para tomar una denuncia, porque además los ministeriales están amafiados. ¿Será que entre esas autoridades menores se reparten porcentajes del botín de los lacrosos apadrinados por poderosos?
Pero eso es a niveles del pueblo de a pie; en las alturas la élite de constructores privilegiados con la truculenta asignación de obras públicas cotizadas muy por arriba de sus costos reales es un faraónico saqueo.
Excelente que construyan hospitales, escuelas, carreteras y puentes, pero si no impusieran tantos “diezmos” alcanzarían los presupuestos para hacer muchísimo más y de mejor calidad; pero aquí eso de las cuentas claras es un mito genial y la prevención y combate de la corrupción es la gran asignatura pendiente.
¿Qué es previsible que suceda cuando este mal estado de cosas reviente por fin? Recordemos que sucedió cuando algunas revoluciones como la francesa y la mexicana.
¿Cómo andamos en Guerrero en el entorno previo a que se cumpla el primer año gobernando de Héctor Antonio Astudillo Flores el 27 de octubre próximo?
Por vía de mientras con el ex interino Rogelio Ortega, al que no le cuadran las cuentas con que recibió las finanzas estatales y después las entregó, un detalle que por ningún motivo deben dejar sin esclarecer a satisfacción, habrá que “arrear” a los legisladores para que no salgan con pretextos mañosos.
Pero Rogelio Ortega no es culpable de todo, ya estamos hartos de la cortina de humo con los 43 desaparecidos, que obviamente fueron escarmentados por andar delinquiendo en pandilla afectando intereses en la guerra entre cárteles amapoleros.
Nuestro gran problema es que tantos paisanos dependen de la siembra, cultivo y comercialización clandestina de la marihuana y amapola, ante la voracidad feroz de traficantes intermediarios que a sangre y fuego se disputan plazas, rutas y territorios ante el disimulo de corporaciones policiacas y fuerzas federales, ¿o complicidad?
Héctor Astudillo y Enrique Peña Nieto no hace mucho pusieron el dedo en el renglón pidiendo ayuda de la ONU para poner orden en la explotación de las plantitas mágicas tan curativas y necesarias; ojalá insistan porque sería la única manera de que la narcoviolencia disminuya en este estado y otros, implicados en el abastecimiento ilegal para millones de adictos en los USA.
-¡Tilín, tilín!
-Maestra Pizarrina, ¿organizará el concurso de halagos y lisonjas para el gobernador en su primer año en el poder?
-La verdad es que la pobreza de léxico de tantos zalameros y barberos en las redes lastima la vista chamacos.
-Todos dicen casi las mismas palabrejas teacher, endiosando y magnificando muy aldeanamente.
-Por eso sería interesante ese concurso premiando originalidad, mesura y objetividad.