* Sobre todo en la modalidad de trabajos forzados, explicó Román Jaimes Contreras
Alondra García
La falta de denuncias por trata de personas favorece que prevalezca la impunidad en esta clase de delitos. La mayoría de los casos registrados se debe a reportes anónimos y operativos de las corporaciones policiacas, informó el tercer visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Román Jaimes Contreras.
Indicó que Guerrero ocupa el tercer lugar a nivel nacional en el delito de trata de personas, en su modalidad de trabajos forzados.
Esta afirmación fue corroborada por Reynaldo Moreno Fuentes, visitador adjunto de la Tercer Visitaduría, quien relató uno de los casos de trata de personas para explotación laboral de los muchos que han llegado a la CEDH.
“Hace cinco años vino una persona, me tocó atenderla, un hombre con su esposa y un niño diciéndome que hacía unos nueve meses que habían llegado de la Montaña. No conocían la ciudad, así que se pusieron en un lugar que les pareció estratégico para que alguien los contratará. Luego de un tiempo llego una persona y les ofreció trabajo fuera de Chilpancingo, por el día los llevó a su casa y ya de noche los llevó en una camioneta de tres toneladas cubierta con una lona, así que no pudieron ver a dónde los llevaban”, recordó.
“Nunca supieron en dónde estaban trabajando”, continuó su relato el visitador adjunto, sin embargo “allá les daban de comer. Era un rancho en el que cuidaban chivos, pero después de varios meses trabajando no les habían pagado. Él se acercó al hombre que lo contrató y le dijo que quería que le pagaran. La respuesta fue que no tenía dinero, que le tuvieran paciencia, que al fin y al cabo tenían comida y no les faltaba nada. Pasó más tiempo y el hombre comenzó a exigir otra vez su pago, pero el dueño le advirtió que no le iba a pagar y que si seguía insistiendo le iba a ir mal”.
Relató que ante la amenaza del patrón, la familia procedente de la montaña “sintió miedo” y aun sin saber el lugar en el que estaban, porque los habían llevado encerrados en una camioneta cubierta con lona, “se escaparon por la noche y caminaron hasta dar con la carretera federal”. El explotador laboral se dio cuenta y comenzó a buscarlos en medio de la oscuridad, puesto que podían ver su linterna detrás de ellos.
Finalmente, dijo, la familia escapó con éxito y llegó hasta la Comisión Estatal de Derechos Humanos, donde dijeron que tenían miedo de que los fueran a matar.
Después de levantar la queja, la familia se fue y por miedo ya no regresó para darle seguimiento ni para indicarle a las autoridades el lugar en el que se encontraba la casa del hombre que los mantuvo cautivos y los explotó laboralmente.
El tercer visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), Román Jaimes Contreras, reconoció que las historias como estas son frecuentes, pero que rara vez hay denuncia.
“Es un tema delicado y regularmente las víctimas de trata de personas no acuden a denunciar. Esto se detecta principalmente a través de operativos o a través de denuncias anónimas”, indicó.
Los motivos, dijo, son el desconocimiento de que se está siendo víctima de este delito, la falta de confianza en las autoridades y principalmente, las amenazas e intimidación psicológica.
Lamentó que no exista una estadística precisa que les permita conocer con exactitud la gravedad del problema, pero reconoció que el trabajo forzado y los matrimonios forzados son problemas que “no se dejan de observar en el estado”.
Jaimes Contreras informó que la CEDH participa activamente en los rondines y operativos que despliegan de manera coordinada el Ejército, la Policía Ministerial, Federal y Estatal para detectar trata de personas. El operativo más reciente se implementó hace 15 días en diferentes puntos de la capital.