Barrio de San Antonio
Por Chanssonier
El pasado 13 de los corrientes, los vecinos del barrio de San Antonio festejaron entusiastamente a su santo patrono, uniéndose a su regocijo los de San Mateo, San Francisco y Santa Cruz, barrios tradicionales de la población, a quienes se unieron los de Tequicorral, de reciente incorporación. En su parroquia no existen antecedentes de los fundadores del barrio, aunque la tradición oral expresa fue el capitán Fernando de Monserrat, quien le dio a Chilpancingo su traza urbana.
Siempre fue este barrio el que mayor atraso tuvo, distinguiéndose en el pasado por la construcción de sus casas, las que eran mayormente de palma en sus orillas, en tanto las céntricas de teja levantadas sobre paredes de adobe; la construcción sacra que está en pie es de reciente acabado, ya que los constantes temblores las desplomaron.
Como ha venido ocurriendo de tiempo atrás, gentes de los demás barrios ocurren a éste para hacerle entrega en la víspera de su onomástico, presentes diversos mediante las cuales hacen patente la amistad que los une. Aparejado a esto se realiza una animada feria, participando diversos conjuntos musicales, que le ofrecen una sana alegría.
Posiblemente por habitarlo familias de escasos recursos económicos, el progreso del barrio fue lento distinguiéndose por sus calles empedradas o de tierra, el alumbrado público era escaso al igual que los demás servicios públicos. A partir de 1942 tuvo su primera escuela primaria, estando privados sus vecinos del servicio urbano de pasajeros; en fin, era un barrio carente así de todo. E la actualidad San Antonio tiene lo que se requiere para una buena vida.
Aquí nació Domingo Soler
Este lugar tuvo el privilegio de ser cuna del nacimiento, de quien sería uno de los más reconocidos actores de la escena pública, Domingo Soler, quien murió el 13 de junio del año 1961 en la ciudad de México. El nacimiento del niño ocurrió en 1900, en la calle Guerrero número 25, en donde hasta no hace mucho tiempo había una placa de metal, la que decía que allí nació el formidable actor.
La familia Díaz Pavía, el apellido Soler lo adoptaron artísticamente, fue de manera unánime dedicada a las tareas teatrales, como Andrés, Fernando, Domingo, Julián y Mercedes; todos ellos con el correr de los años serían destacados elementos de la farándula. Entre las numerosas películas que interpretó Domingo se recuerda “La Barraca”, la que obtuvo diversos reconocimientos dentro y fuera del país.
El éxito le sonreía cuando le fue diagnosticada una enfermedad del corazón; a partir de entonces su ritmo de trabajo aminoró, recomendándole viviera a la orilla del mar, por lo cual la mayor parte de su tiempo radicó en Acapulco.
Cuando venía a esta ciudad, de paso al lugar que le habían aconsejado como residencia, solía sentarse en una banca del desaparecido jardín “Cuéllar”, en donde bebía a placer una agua de frutas; su corta estancia también le servía para recibir cordiales saludos de su paisano, quienes se apretujaban para hacerlo.
Sin dudarlo Domingo Soler ha sido el acto más querido nacido en este suelo, aun cuando su venida al mundo en este lugar fue un mero accidente.