* El gobernador dijo que las agresiones a oficinas y edificios públicos “no son aceptables en ningún lado”, menos cuando quienes las cometen son quienes deberían estar en las aulas educando a los niños

 

Fernando Hernández

 

El gobernador Héctor Astudillo Flores calificó como reprobable las acciones violentas protagonizadas por maestros de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación en Guerrero (CETEG), quienes atacaron con piedras y huevas el edificio del Congreso del Estado y replegaron a golpes a policías estatales habilitados como antimotines que resguardaban palacio de gobierno.

Entrevistado al término de un evento en el cual estuvo acompañado del secretario de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, José Calzada Rovirosa, en Casa Guerrero, el mandatario estatal dijo sobre las acciones de los cetegistas: “mi opinión es que es muy reprobable, y esa no es la manera de resolver los problemas”.

Astudillo Flores añadió que las acciones del magisterio disidente “lo único que demuestran es que no hay una ruta de ánimo y de encontrar una respuesta de diálogo. Las agresiones a los edificios públicos no son aceptables en ningún lado, pero son menos aceptables (cuando son cometidas) por quienes deberían de estar en las aulas educando” a la niñez de Guerrero.

Luego de estas breves declaraciones, el gobernador concluyó la entrevista porque tenía que dirigirse en compañía del titular de Sagarpa al municipio de Pilcaya, en la región Norte del estado.

Ayer, profesores que marcharon en Chilpancingo para expresar su rechazo a la Reforma Educativa y a la Evaluación al Desempeño Docente replegaron con palos y vallas a policías antimotines que resguardaban el palacio de gobierno, para después realizar un mitin afuera de ese inmueble.

Se trató de agremiados a la CETEG y otros sindicatos como el Sindicato Único de Trabajadores del Colegio de Bachilleres (SUTCOBACH) y del Sindicato Único de Servidores Públicos del Estado de Guerrero (SUSPEG).

Una vez que llegaron a palacio de gobierno comenzaron a separar las vallas metálicas que se hallaban a su paso, y las arrojaron al encauzamiento del río Huacapa. Posteriormente, se enfrentaron con un grupo de 50 agentes de la Fuerza Estatal que resguardaban el inmueble.

Con palos, tubos y las mismas vallas, replegaron fácilmente a los policías, que arrojaron en dos ocasiones bombas de gas lacrimógeno, las cuales no dieron en el blanco por lo que se vieron obligados a retroceder y encerrarse en el Palacio de Gobierno. Los profesores no ingresaron a la explanada del edificio gubernamental.