Represión estudiantil
Por Chanssonier
Aún estaba fresca la matanza estudiantil de Tlatelolco, ocurrida el 2 de octubre de 1968, ordenada por el presidente de la república Gustavo Díaz Ordaz, cuando de nueva cuenta el gobierno encabezado por Luis Echeverría Álvarez, que había sido secretario de Gobernación de aquél, ordenó una bárbara represión estudiantil en la ciudad de México, haciendo su aparición el grupo gobiernista denominado “Los Halcones”, quienes con brutalidad disolvieron a los manifestantes.
Este reprobable suceso ocurrido el 10 de junio de 1971, el presidente Echeverría trató de justificarlo, cesando al jefe del Distrito Federal, Alfonso Martínez Domínguez, designando para relevarlo a Ramón Aguirre Velázquez, en tanto el dimitente vivió en la obscuridad política, hasta que lo rescató el presidente José López Portillo, haciéndolo gobernador del estado de Nuevo León, su entidad natal.
Aquél 10 de junio como lo habían hecho 3 años antes, estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Instituto Politécnico Nacional, Escuela Nacional de Maestros, a quienes se les unieron diversas organizaciones sociales, ganaron las calles para exigir una enseñanza de mejor calidad. Como desde días antes había corrido el rumor, en el sentido que se preparaba una marcha de protesta en contra del gobierno, éste se preparó creando un grupo paramilitar al que se le conoció como “Los Halcones”, quienes de manera brutal atacaron a los inconformes, quienes marchaban desarmados en su totalidad.
A partir de entonces el presidente Echeverría fue señalado como un gobernante represor. Hombre de longeva existencia, la historia nacional le dará en su momento la calificación que le corresponde, ya que en el ejercicio del poder fue un hombre duro y déspota.
Insurgente Luis Pinzón
Si bien es verdad que el “grito” de independencia se dio en otro lugar, fueron tierras hoy guerrerenses en donde muchos de sus hijos se levantaron en armas, para lograr la libertad luego de 300 años de tener que soportar el yugo español. Tal fue el caso de Luis Pinzón, quien nació en Acapulco en 1792, muriendo el 9 de junio de 1863 en Corral Falso, municipio de Atoyac.
Pinzón era prácticamente un muchacho cuando se afilió a la insurgencia, teniendo como jefes a Julián de Ávila y Hermenegildo Galeana, habiendo participado sin éxito en la toma del castillo de San Diego en 1811; ese mismo año participó en las batallas de Tres Palos, La Sabana y Chichihualco, en donde se unieron a las fuerzas del cura Morelos, los integrantes de la familia Bravo.
Más adelante participaría con buena fortuna en Tixtla, Chilapa, Oaxaca y Ometepec; también en la lucha por apoderarse del castillo de San Diego, esta vez con fortuna. A las sentidas muertes de Morelos, Galeana y Ávila, se une a las tropas jefaturadas por Vicente Guerrero, ostentando el grado de coronel, en donde como tal participó en el Plan de Iguala; cuando Guerrero fue presidente de la república, le otorgó a Pinzón el grado de general de brigada.
En el curso de la invasión de los Estados Unidos a México, volvió a poner su espada al servicio de la patria; en 1854 apoyó el Plan de Ayutla proclamado por el general Juan Álvarez. Siendo comandante militar de la Tierra Caliente obtuvo su retiro del ejército, radicándose en la Costa Grande en donde murió en la fecha ya apuntada. En Acapulco compró un amplio terreno que la gente llamó el cerro de La Pinzona, que aún se conoce como tal. Esta es en resumidos hechos, la vida de este patriota ignorado por la mayor parte de la población.