Por Felipe Victoria Zepeda

 

Una clase distinta

 

Quienes se creen importantes, parecieran ser llevados por la mala.

Nunca leen personalmente, pero sí hacen caso de cuanto chisme les endilgan de mala leche los subalternos arrastrados. Allá ellos y su arrogancia, con su progresivo e incurable síndrome del “Tío Lolo”.

-¡Tilín, tilín!- Suena la campanita escolar.

-A ver chamacos, si no quieren que los rape, entreguen la tarea sobre los que se hacen como el “Tío Lolo”.

-Tranquila maestra Pizarrina… hurgando en el Internet encontramos una nota subida por un tal Frank Einstein desde el sábado, 17 de julio de 2010.

-¿Qué dice?

-Es muy largota, pero le trajimos unos fragmentos.

-Vienen de ahí…

-Hacerse como el “Tío Lolo”. “Dícese de la persona que gusta de engañarse a sí misma, pretendiendo con ello, engañar a los demás sin conseguirlo. Persona testaruda, necia, terca, cabeza dura que tiene una actitud de autoengaño que no le lleva a nada.

Pobre “Tío Lolo”, mira que hacerse famoso sólo por su afición de mentirse a sí mismo. Y es que el “Tío Lolo”, no es diferente a la mayoría de todos nosotros. Hay ocasiones en que no nos gusta la realidad y somos mentirosos y somos cobardes.

La negación, la mentira y la cobardía, juntas, causan esta suerte de síndrome que caracteriza al “Tío Lolo” y que por imitación, contagio o conveniencia, en ocasiones, también a nosotros pega”.

-Muy cierto chamacos, pero es mal preferentemente de políticos y funcionarios. Síganle pues.

-Lo peor es que la gente alrededor, si, la gente de afuera, la que no está en nuestra imaginación solamente, se da cuenta. Y eso le suma vergüenza a la de por si penosa condición del “Tío Lolo”. Penosa sí, porque exhibe nuestras debilidades frente al mundo, pero más penosa aún, porque denota un estado de estancamiento en el que, ni siquiera con nosotros mismos podemos sincerarnos. Es como el niño que para esconderse se tapa los ojos. Creemos que si no lo vemos nosotros mismos (o al menos intentamos ocultárnoslo), automáticamente desaparecerá. Desafortunadamente, no es así”.

-Muy cierto chamacos… ¿qué más?

-Dice Frank Einstein que: “En lo personal, me puede llegar a valer sorbete que los demás piensen o digan de mí lo que quieran, en lo personal eso no es lo importante. Pero si alguien dice de mí que me hago como el ‘Tío Lolo’, me preocupa porque de tener razón, estoy actuando mal conmigo mismo. Y es que por más mentiroso que sea uno y que las mentiras nos salgan re bien, nada justifica el mentirnos a nosotros mismos. O al menos intentarlo, vaya. Si alguien se dice mentiras a sí mismo y se las cree… quizá deba asistir al psiquiatra”.

-Ujule, a muchos debieran examinarlos antes de ser candidateados y ungidos.

-Mire teacher: “Y en eso radica lo feo de hacerse como el ‘Tío Lolo’, que por más que intentemos mentirnos, no lo logramos. Y entonces, vivimos en un estado de constante desilusión, angustia, ansiedad, infelicidad”.

Y, ¿Por qué nos negamos a aceptar la realidad?

La mayoría de las personas crece y vive con ciertas imágenes en la cabeza. Imágenes que guían su comportamiento ya sea para alcanzarlas o para, en un momento dado, mantenerlas de haberlas alcanzado.

Tenemos la imagen de la familia, de la riqueza, del amor, del trabajo; cientos de imágenes que nos definen “cómo deberían” de ser las cosas.

El problema es que esa imagen ideal, nos la han “vendido” la televisión, la religión, los cuentos de hadas, la publicidad y, por lo tanto, esas imágenes no tienen casi nada de real.

En el fondo, la tan mencionada “crisis de valores” de la que muchas personas se quejan en la actualidad, no es otra cosa, que esta disonancia cognitiva causada por lo que nos han dicho que “debería de ser” y “lo que es”.

-Para que vean como es bueno aprovechar el Internet chamacos.

-Continua la nota señalando: “Que el amor homosexual está mal, que la infidelidad está de moda, que no hay dinero y vivimos en pobreza, que no hay trabajo…nos hacemos como el ‘Tío Lolo’. La puritita verdad, es que los homosexuales siempre han existido y por supuesto, han amado. La verdad es que tanto hombres como mujeres han sido infieles por múltiples razones desde genético-biológicas hasta de índole sentimental, racional y material. La verdad es que el dinero está ahí a disposición de quien lo sabe ganar y gastar. La verdad es que hay muchísimo trabajo puesto que el mundo sigue girando. Pero no es la verdad lo que nos interesa, sino el quejarnos de que la realidad no se ajusta con nuestras imágenes ideales, y entonces preferimos mentirnos, o aun peor, pretender que no pasa nada.

De tal suerte, que el síndrome del “Tío Lolo” se puede extender por mucho tiempo, quizá años, quizá toda la vida.

“No es que me trate mal o no me quiera, es que así es su carácter”.

“Con el tiempo las cosas cambiarán y mejorarán, sólo no me tengo que mover de ahí”.

“Al fin que es un niño y ni se da cuenta”.

“Luego se le olvida”.

“Me tengo que aguantar, como está la situación no puedo aventurarme”.

“Es que me da miedo hacerlo”.

“Lo mejor es quedarme como estoy”.

-Hasta ahí solamente maestra.

-Hoy sí les pondré un nueve niños y de premio no les dejo tarea.