Felipe Victoria

 

¿Brozo castigado?

 

La libertad de expresión es tolerada hasta donde el poder quiere, pero siempre han dejado a algunos abusar un poco y extralimitarse, precisamente para argumentar que respetan esa garantía constitucional individual.

Aquellos aciagos tiempos de la dictadura porfirista que traía jodidos a los periodistas encarcelándolos y quemando sus imprentas quedó atrás, pero a Francisco I Madero la prensa no lo quiso bien y el chacal Victoriano Huerta mandó asesinar al senador, médico y periodista chiapaneco Belisario Domínguez Palencia, por expresarse libremente confiado en su fuero.

En los tiempos siguientes el sistema encontró maneras menos cavernarias para controlar la libre expresión racionando a los medios impresos el papel y la tinta subsidiadas, pero la treta más eficaz han sido los convenios publicitarios con los medios para que no ataquen, aplicándose entonces la eficaz autocensura

De todos modos es un difícil arte saber hasta dónde se puede jalar la cuerda sin que se reviente, en tanto se busca la predilección del público sin que se note sumisión.

Sí, claro que varios periodistas han perdido anticipadamente la vida y nunca se esclarecen del todo los casos porque siempre encuentran enredos personales ajenos al quehacer profesional, o los fabrican.

Aprendieron de alguna manera a no ser tan obvios como en mayo de 1984, cuando mandaron matar en sus oficinas a Manuel Buendía Tellezgirón que se enredó con un corresponsal extranjero en un chantaje al presidente Miguel de Lamadrid Hurtado y montaron todo un teatro de investigación que tuvo su último acto hasta junio de 1989, cuando Ignacio Morales Lechuga hizo caso a lo denunciado en una simple novelita policiaca sobre el proditorio crimen.

Como sea, ejercer la libertad de expresión mediante el periodismo en México es de las actividades más riesgosas, donde por lo menos casi se mueren de hambre por las precarias condiciones irregulares en que se desarrollan, sobreviviendo de dádivas solidarias; los que no se conforman y equivocan el camino sufren las consecuencias de algún modo.

Ni para qué comentar la dura lección que el Presidente del Tribunal Superior de Justicia de Guerrero le acaba de dar a un comunicador que de mala manera, le quería sacar para pasajes de avión y viáticos en un viaje de estudio hasta Argentina.

Esa actitud defensiva del funcionario sienta un enorme precedente para que los acostumbrados a presionar cambien de procedimientos; bien dicen que en la manera de pedir está el dar.

En los medios electrónicos también se cuecen habas pero de más altos precios, no fue barato el escándalo en que metieron a uno de los más famosos comunicadores de la televisión nacional y acabó disimuladamente de costarle el que hasta agosto lo dejen salir a cuadro, pero al cabo se hizo  millonario.

Supongo que aunque Brozo no fuera monedita de oro, alguna vez los amables lectores deben haber visto su programa “El Mañanero”… todos modos es un difícil arte saber hasta dónde se puede jalar la cuerda sin que se reviente la autocensura.

El sábado 28 de mayo en su columna Arsenal del diario Excélsior, Francisco Garfías adelantó una dolorosa noticia, me atrevo a reproducir fragmentos abriendo comillas:

“No veremos más a Brozo repetir cotidianamente “Seguimos vivos sólo por hoy”.  El Mañanero desaparece. ¡Sí, chamacos! El payaso tenebroso sabía dónde estaba parado. Le llegó el turno.

Adiós al debate político matutino, a la crítica mordaz, al albur subido de tono, a la independencia editorial, al payaso de cabello verde y sus ácidos comentarios sobre Henry Monster.

No más noticias en tono irreverente tan temprano ni ácidos cuestionamientos a senadores, diputados, políticos, gobernantes, títeres y mandones.

Brozo es el personaje que se mueve con mayor independencia editorial en Televisa. De eso no hay duda. Allí están sus comentarios mordaces sobre las acciones y cuentas alegres de nuestros gobernantes.

¿Será que el payaso del cabello verde y nariz roja terminó su ciclo como conductor de noticias y bajó el famoso rating? No parece ser el caso, según datos de la industria.

¿O será que de plano ya resulta demasiado incómodo en ese horario? Son preguntas, como dicen por allí.

A Brozo lo acompañaban en la conducción Marissa Rivera y Leopoldo de la Rosa. Víctor Trujillo, su nombre real, no se va de la empresa. Tendrá otro espacio en Televisa. Será nocturno. Un premio de consolación. El estilo de la casa. Brozo es un movimiento más de impacto que realiza Televisa en pocos meses. Primero fue Chabelo, luego Joaquín López-Dóriga y ahora Brozo.

Todos éstos son parte de los cambios radicales que realiza la empresa frente al desafío que le representa el vertiginoso desarrollo de la tecnología y la competencia que le significa el internet”.

Cierro las comillas y agrego que muchos  extrañarán a “La Reata” de Brozo tan sensual, dicho sea sin albur.

Cuando veas las barbas de tu vecino cortar…pon las tuyas a remojar y la moneda en el aire para Carlos Loret de Mola solo tiene dos caras: sube más o lo descansan también, porque el Sistema anda muy nervioso cuando no le endulzan los oídos y lo cuestionarán tras el 5 de junio.

No quieren críticas en caso de no ganar en todos los estados ni que les hagan ruido donde se descubran anomalías, entonces había que descansar a los insumisos atrevidos y burlistas como el señor de la peluca verde