* Salvador Rangel, encargado de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, señaló que “el verdadero matrimonio” es entre un hombre y una mujer, y que el objetivo es la procreación
* Dijo ser respetuoso de las decisiones de las personas que tienen preferencias sexuales distintas, pero pidió que no se les permita la adopción de menores a esas parejas
Alondra García
El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, aceptó la unión entre parejas del mismo sexo, pero pidió que no se le llame matrimonio ni se les permita la adopción de menores.
El gobierno de la República envió al Congreso de la Unión una iniciativa de Ley que reforma el artículo cuarto constitucional; la pretensión es elevar a rango constitucional el matrimonio igualitario, es decir entre personas del mismo sexo.
Al respecto, monseñor Rangel Mendoza dijo que la Iglesia Católica respeta el derecho de dos personas del mismo sexo a unir sus vidas. Sin embargo, pidió que no se le llame matrimonio a esos enlaces.
“No creo que se pueda hablar de matrimonio. No nos confundamos en esto. Respetamos estas uniones entre personas del mismo sexo, pero se les puede llamar uniones con derechos civiles. Una cosa es el verdadero matrimonio entre un hombre y una mujer y esto… que sean uniones de… como le quieran llamar”, declaró el prelado durante la entrevista.
Recordó que el origen etimológico de la palabra matrimonio deriva de dos palabras del latín: matris, que significa “matriz” y monium, que significa “calidad de”. Es decir, la aportación de la mujer que contrae nupcias para ser madre.
“La palabra matrimonio implica la procreación, es decir, la multiplicación de la especie humana”, dijo, y con ese argumento, el obispo Rangel Mendoza insistió en que es imposible llamar matrimonio a la unión de dos personas del mismo género, ya que es imposible la procreación en esa clase de parejas.
“Dentro de la Iglesia Católica lo que llamamos matrimonio es un verdadero sacramento, un rito sagrado por el cual Dios une a aquellas vidas, aquellas personas y aquellos corazones con lo que llamamos un sacramento. El mismo Jesús decía, lo que Dios une, que no lo separen los hombres y para nosotros el matrimonio es algo sagrado, algo bendecido por Dios, algo unido por Él. No es solamente un convenio entre personas del mismo sexo”, explicó el obispo.
Aclaró que la Iglesia Católica respeta las decisiones personales y no condena a quienes tienen preferencias sexuales distintas, pero “debe haber respeto de un lado y del otro”.
Y añadió que “como decía el Papa, ‘no somos para condenar’ y como lo ha dicho el Papa también, ‘esas personas son hijos de Dios, Cristo también murió por ellas’. Yo creo que nosotros también debemos de obrar con caridad, con comprensión hacia estas personas, pero no llegar a esa categoría de llamar matrimonio, un sacramento, a la unión del mismo sexo”, planteó Rangel Mendoza.