Por Felipe Victoria Zepeda
El Cardenal, el Chapo, y la cadena criminal
Agradezco los comentarios de toda clase respecto a mi entrega del martes 17 en este medio y al video en “No lo Diga”, mi canal de Youtube.
Casi me increpó un alumno con que si eso aconteció hace 23 años, cuando él aún no nacía pues va en el segundo semestre de Leyes y es acapulqueñote de Mozimba, considera que en nada le atañe lo que sucedió tan lejos de Guerrero en Guadalajara.
Eso es justo lo que yo califico de mentalidad enana y aldeana, en algo bastante parecido a la anécdota de los animalitos de la granja, cuando muy afligida la ratita les contó que los amos habían comprado una ratonera.
La vaca se moría de risa pues en la ratonera no cabían sus pezuñas, el cerdito alegó que él no andaba dentro de la casa jamás y las gallinas que ellas tampoco, así que era problema de la rata solamente y tomara sus precauciones.
Fue resultando que una noche de pronto se escuchó el golpe de la trampa de la ratonera y la esposa del granjero se levantó a ver si había caído por fin la ratita, pero no, era una serpiente de cascabel la atrapada y mordió a la señora, que se puso gravísima.
Apenitas a tiempo consiguió el granjero el auxilio del médico del poblado que hizo milagros para salvar a la dama y fueron varios días en recuperación con mucho gasto en medicamentos.
Todos los del poblado iban a visitar a la enfermita, le recetaron alimentarse muy bien con calditos de gallina y entonces las pocas de la granja fueron siendo sacrificadas.
Cuando ya estuvo totalmente curada el granjero organizó un comelitón para festejar invitándole carnitas a sus vecinos, obviamente el cerdo fue sacrificado también; pero quedaba la burlona vaca.
Como por atender a la enferma el granjero descuidó su cosecha y ya andaba muy endeudado, no le quedó más que llevar la vaca al rastro para pagar sus deudas.
A final de cuentas la única que sobrevivió fue la rata, por cuya culpa habían puesto la ratonera, así que el problema del que se burlaron los animalitos y no les importó, fue su triste final.
Le comento al alegador alumno y les explico a los demás, que si les parece lejano en tiempo y espacio lo ocurrido en Guadalajara, Jalisco, hace 23 años un 24 de mayo, ese “crimen de Estado” del que inculparon a un entonces traficante no tan importante, El Chapo Guzmán, para utilizarlo de chivo expiatorio, dio origen a una serie de asesinatos de índole política de personajes importantes para el país, como indudablemente lo fueron Luis Donaldo Colosio Murrieta y José Francisco Ruiz Massieu.
Comenzaba la moda del montaje de escenas encontrando y fabricando culpables a modo de encubrir a los que ordenaban los asesinatos.
Cierto que Mario Aburto Martínez sigue encerrado en el ahora Penal del Altilplano, antes Almoloya, y que Daniel Aguilar Treviño, el gatillero tamaulipeco, también está preso; que el mismísimo hermano incómodo fue hasta condenado a más de cincuenta años de prisión por ser coautor intelectual del asesinato cometido contra su ex cuñado Ruiz Massieu, pero ya se ha visto que como la ratita de la granja al final lo dejaron libre y hasta le devolvieron los caudales mal habidos escondidos en el extranjero.
Lo que murió finalmente es la certeza jurídica, la credibilidad en los gobiernos y la confianza en las instituciones responsables de la seguridad pública, así como en la procuración y administración de justicia; un agravio enorme para todos los mexicanos que tenemos que soportar parodias justicieras a medias, como en el infame ayotzinapazo amapolero de Iguala, donde distraen la atención buscando fantasmas vivos, para que los vivillos sigan traficando drogas impunemente en autobuses de pasajeros.
¿Cuantos y cuales asesinatos proditorios de índole política están por ocurrir de aquí a las elecciones del 2018?
Las muertes violentas y las desapariciones ya no asombran ni conmueven a nadie en este México caído en las garras de aristócratas de la burocracia y charlatanes de cuello blanco en materia de seguridad y justicia.
Cada día nos acercamos más a que quienes no pueden costear su seguridad privada, se organicen malamente para tomar la justicia en sus manos.
Por cierto, espero que haga buen papel Roberto Álvarez Heredia en la misión estratégica que le encomendó el gobernador Héctor Astudillo, como Vocero Único en alguna clase de asuntos delicados en que la gente ya no cree las versiones oficiales.
-¡Tilín, tilíiin!
-Maestra Pizarrina del Gis y Abaco, ¿tendrán buenas suelas contra fuego los zapatos de Roberto Álvarez Heredia?
-¿Por qué lo dicen chamacos?
-Es que va a andar sobre el comal ardiente al que le atizan fuego las redes sociales sin freno al libertinaje.
-Miren escuinclitos de porra, él es un funcionario serio y solemne, ojalá se cuide de los achimoltrufiamientos y analice las informaciones que le den antes de hacerlas públicas, pero igual los que deben cerrar la boquita y pactar silencio son muchos funcionarios y diputados que se cuelgan de cualquier pretexto para hacer declaraciones y luego se contradicen.
-Por eso no sabe uno a quien hacerle caso, teacher.
-Para eso estará Roberto Álvarez pues.