* Ese pueblo pintoresco enclavado en la sierra de Chilpancingo, está en la ruta de los grupos de delincuentes que se dedican a la siembra y trasiego de drogas, pues hay un camino que lleva hasta la Tierra Caliente

 

* “Aquí no se paran ni los policías, ni el Ejército, ni nada. En ese tema nos abandonaron”, se lamenta don Jorge, un anciano de 70 años que vive ahí

 

REDACCIÓN

 

El poblado de Xocomanatlán, en Chilpancingo, es un paraíso que tuvo la mala suerte de quedar en medio de una de las rutas del narcotráfico.

Por esta comunidad de clima fresco, paisaje boscoso y casas pintorescas pasa una de las carreteras que unen al centro de Guerrero con la región sierra.

Allá arriba, en las montañas de la Sierra Madre del Sur, se produce el 60 por ciento de la goma de opio del país, según informes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y del Departamento de Estado en Washington.

Xocomanatlán es paso obligado para las bandas de narcotraficantes y crimen organizado. Por este motivo, el pueblo es escenario constante de balaceras y asesinatos.

La única carretera que conduce hacia este pueblo también sube a la sierra, la atraviesa y lleva hasta la región Tierra Caliente, la más violenta de Guerrero.

Desde hace años, camionetas con hombres armados transitan por este camino recientemente pavimentado. Sin embargo, el miedo no desaparece con la cotidianidad.

Este fin de semana el presidente municipal de Chilpancingo, Marco Antonio Leyva Mena, visitó este pueblo marginado, inmerso en el bosque y en el miedo a la muerte, a las balaceras, al terror constante que provoca la presencia del crimen organizado.

El alcalde entregó cobijas, láminas galvanizadas y colchonetas a las familias cuyas viviendas fueron afectadas durante la última tormenta invernal que estuvo acompañado de fuertes vientos.

Un grupo de madres de familia se acercó a él y pidió apoyo para la construcción de la escuela primaria. Otra petición del pueblo fue terminar de construir la Iglesia dedicada al Señor Santiago.

Don Jorge “N”, un anciano de 70 años, observó el evento a distancia. “Deberían pedir seguridad, eso es lo que más nos duele”, expresó con desánimo en una breve charla que sostuvimos durante la gira del presidente municipal.

— ¿Por qué no lo dicen al micrófono?, se le pregunta.

— “Es que eso ya lo solicitamos. Ya se lo hicimos llegar por escrito”, responde.

Después cambia el tema de la conversación. “Aquí está bonito, hay partes donde se puede recorrer todo, se puede hacer caminata, andar en motocicleta”, dice mientras señala los cerros cercanos que, bañados de árboles, son el fondo perfecto para las pequeñas casas de madera que se levantan en el pueblo.

— Pero es peligroso andar aquí, ¿no?

— Lo que pasa es que hay crisis como en todo el país, pero aquí no se paran ni los policías, ni el Ejército, ni nada. En ese tema nos abandonaron, lamenta el hombre.

Después se queda en silencio. Suspira. Su mirada se pierde por un instante, como mirando algo que no está presente, como si en sus ojos revivieran imágenes del pasado.

Segundos después, su boca suelta el recuerdo que le golpeó la memoria: “Hace algunos meses hubo una balacera que duró como cinco horas. Nos refugiamos los que alcanzamos a refugiarnos. Fue como en agosto”.

El recuerdo le fluye vívido, brutal. “Mataron a un muchacho que trabajaba para el municipio y tenía su casita allá”, dice el hombre mientras señala con el dedo índice una dirección que se pierde en el pueblo. “Apenas le estaba echando los muros y todo” a su vivienda, añade.

El joven asesinado, según relata Don Jorge, fue obligado a darles “raite” en su camioneta a miembros de un grupo criminal. Segundos después, aún en el pueblo, un cártel contrario los atacó a balazos.

El enfrentamiento se prolongó durante cinco horas, la gente se escondió en sus casas, debajo las camas, debajo las mesas, debajo cualquier cosa que pudiera protegerlos de los proyectiles.

El joven, de quien no recuerda el nombre, murió en la balacera.

Para Don Jorge, Xocomanatlán es un paraíso boscoso que quedó en la ruta del infierno. “Lo que pasa es que aquí es el paso (de los cárteles de la droga)”, insiste.

“Aquí, por esta carretera, puedes salir hasta Tierra Caliente, a Jaleaca, de ahí hasta Cruz de Ocote y ya te vas hasta Pueblo Viejo”, detalla la ruta.

Esta zona también es explotada por los grupos criminales para cultivar los productos más redituables de Guerrero: amapola y marihuana.

Apenas el 11 de febrero, la Procuraduría General de la República (PGR) informó mediante un comunicado sobre la destrucción de más de media tonelada de droga en la comunidad de Xocomanatlán.

La dependencia detalló que se incineraron 512.542 kilogramos de marihuana, 17.581 kilos de semilla de marihuana, 2.619 kilos de semilla de amapola, 238 gramos de opio, 221 plantas de amapola, 70 plantas de marihuana, 3.300 gramos de carbonato de sodio, 900 miligramos de cocaína y 200 miligramos de sustancia negativa.

Como Xocomanatlán es el paso obligado de los narcos y sus tierras son buenas para los cultivos ilícitos, la población ha exigido a las autoridades, desde hace años, que haya presencia de los cuerpos policiacos y del Ejército.

Don Jorge recuerda que el anterior alcalde de Chilpancingo, el priísta Mario Moreno Arcos, no hizo compromisos en materia de seguridad. Únicamente se limitó a anunciar un proyecto ecoturístico para detonar la economía de esta zona marginada

“Mario Moreno anunció lo del turismo, dijo que ya estaba el proyecto. Lo declaró ante los medios de comunicación, que había ocho millones de pesos para implementar aquí una zona turística. Pero nunca vimos los ocho millones que él declaró a través de la radio y el periódico. ¡Puros chismes!”, reclama don Jorge entre risas, acostumbrado a las falsas promesas de los gobernantes.

En la página que utilizó la Secretaría de Desarrollo Económico municipal durante el gobierno de Mario Moreno Arcos aún aparece el boletín y fotografías que difundió su oficina de Comunicación Social para anunciar el inicio de esta obra: http://desarrolloeconomicochilpancingo.blogspot.mx/2013_08_01_archive.html

A continuación se reproduce dicho comunicado de manera íntegra: “El viernes 23 de agosto del 2013, el Secretario de Desarrollo Económico Hugo Bunichi Hayashida Estrada se trasladó junto con personal de SEMAREN y los ingenieros encargados del proyecto a la comunidad de Xocomanatlan, ubicada aproximadamente unos 15 minutos adelante de Amojileca. Ya en la comunidad tuvimos la oportunidad de convivir con los comuneros de la misma, quienes en coordinación con esta secretaría esperan poder arrancar pronto con el proyecto de un parque eco turístico en la zona. Se realizó un recorrido por distintas zonas en los predios que se pretenden adaptar para el correcto desarrollo del proyecto, en los cuales se incluirían atracciones tales como, Bicicleta de montaña, senderismo, avistamiento de animales, tirolesa, rappel y muchas más”.

Pero el proyecto que Moreno Arcos anunció tanto al principio de su gobierno nunca se concretó y Xocomanatlán aún no tiene su parque ecoturístico.

Lo que sí tiene es delincuencia organizada y, según Don Jorge, todo comenzó durante el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo. “Fue entonces que comenzaron los grupos”, explica.

Recuerda que antes había narcotraficantes, pero no había tantos grupos criminales. Ahora, dice, hay una conversación que se ha vuelto cotidiana en el pueblo, la de “ya mataron a fulano, ya mataron a zutano”.

“Aquí, en Xocomanatlán, antes se vivía tranquilo. Pero la verdad es que ahora la cosa sí está bien difícil”, lamenta el hombre de 70 años.

En este pueblo la vida transcurre entre árboles y balas.