Día de la bandera
Por Chanssonier
Mañana se celebra en todo el territorio nacional, el día dedicado a celebrar el nacimiento de la enseña patria, lo que ocurrió el 24 de febrero de 1821, al fusionarse las fuerzas insurgentes a los realistas, naciendo de tal manera el Ejército Trigarante, como resultado del abrazo de Acatempan, acontecido en el pequeño poblado de tal nombre, entre el jefe de las fuerzas libertadoras, general Vicente Guerrero, con las españolas representadas por el general Agustín de Iturbide.
En esa reunión ambos jefes habían acordado reunirse en Iguala, con el propósito de darles libertad a estas tierras, acordando la confección de una bandera que llevaría los colores rojo, blanco y verde. Como en Iguala no pudo comprarse la tela para tal propósito, tuvo que adquirirse en Tepecoacuilco, siendo el encargado de su confección el sastre José Magdaleno Ocampo, hombre de origen michoacano.
A las 10.00 horas del día 24 las fuerzas combinadas, ocupaban la extensa plaza del poblado, siendo Iturbide el encargado de dirigirse a las fuerzas armadas, a las que les manifestó su fusión, para darles libertad a este suelo dominado por España por espacio de tres siglos. Cuando el monarca Fernando VII, al enterarse de lo sucedido montó en cólera, diciendo que había designado virrey a Juan Ruiz de Apodaca, para que cuidara de la Nueva España, no para entregarla a sus enemigos.
El 27 de septiembre de 1821 el Ejército Trigarante ingresó a la ciudad de México, llevando por delante la bandera tricolor, la que fue adoptada como símbolo de la nueva patria. Con el correr de los años ha sufrido diversas reformas en su confección, pero sus colores son los mismos de siempre. Cabe destacar que por muchos años Iguala se llamó Ciudad Iturbide, el cual se le quitó en 1899 para darle el nombre de Iguala de la Independencia. Para conmemorar la fecha en que se diseñó la bandera, desde hace muchos años se lleva a cabo un desfile cívico militar, así como una feria.
Volcán “El Paricutín”
Como acostumbraba hacerlo antes de la temporada de lluvias, Dionisio Pulido, arregló sus bestias para iniciar el barbecho de sus tierras de labor, en el pueblo de San Juan Pangaricutiro, en el estado de Michoacán. Una mañana miró que en la parte sur de su propiedad, salía una pequeña columna de humo la cual había calentado esa parte de su predio.
Alarmado por lo que ocurría se trasladó a Morelia, en donde c a las autoridades agrarias y de agricultura, a quienes dio a conocer su preocupación; en ambos lugares le dijeron que investigarían lo que está ocurriendo, pero nunca fueron a ver de qué se trataba.
El 23 de febrero de 1943 finalmente la tierra hizo erupción, naciendo un volcán al que se le dio el nombre de “El Paricutin”, el cual arrojó una enorme cantidad de lava, la que se encargó de sepultar al poblado de San Juan, del que solo sobresalió una de las torres de su iglesia.
El volcán ocasionó un temblor que se sintió en entidades limítrofes a Michoacán; en 1952 se le declaró apagado. Los habitantes del poblado se negaron a abandonar sus tierras, fundando en sus cercanías al nuevo San Juan. A 73 años que nació “El Paricutin” aún viven varias personas que son testigos de su erupción; por otra parte el lugar es actualmente visitado por muchas personas como un lugar turístico.