Temas cotidianos

 

Por Félix J. López Romero

 

Combate a delincuentes no es tarea ciudadana

 

Es innegable que se están viviendo días de violencia; sin embargo son las autoridades quienes los deben de combatir, porque es tarea que cae dentro de la esfera de sus responsabilidades, siendo por eso que en nada ayuda que empresarios locales estén armando a sus empleados, porque lo único que se logrará serán inútiles enfrentamientos, cuyos saldos podrían ser trágicos.

Adrián Alarcón Hernández, presidente de la cámara de comercio en esta ciudad, manifestó su interés por que sea el Ejército Mexicano, quien los capacite el manejo de armas, adelantando no serán las que son para el uso exclusivo de las fuerzas castrenses.

Si como se repite constantemente se vive dentro de un estado de derecho, se debe dejar a las fuerzas oficiales el cumplimiento al combate a la delincuencia. Permitir que la población civil se arme, en estado cedería a funciones que de manera específica le corresponden realizar, como son entre otras vigilar la tranquilidad pública.

Hasta ahora la tolerancia que ha tenido el gobierno, con policías comunitarias que lo han suplantado, ha dado origen a que todos anden armados, pretextando vigilar la seguridad poblacional, cuando en realidad se han vuelto una amenaza que debe desaparecer.

Por otra parte el fiscal general del estado, Xavier Olea Peláez, fue preciso al señalar que la impunidad persiste en la entidad, porque no existen denuncias ciudadanas; de tal manera quien es agredido prefiere guardar silencio que señalar a su o sus agresores.

Precisamente porque se carece de la cultura de la denuncia, los hampones hacen lo que le viene en gana, en tanto los agredidos prefieren callar, a denunciar los atropellos.

Ante la violencia que se mira por donde quiera, el gobierno en sus tres niveles debe de poner en práctica, nuevas técnicas para ir disminuyendo, el alto índice de inseguridad que se respira por doquier. Esta ciudad que se distinguió por la calma que en ella había, está convertida en un escenario de delitos de diversa naturaleza, que van desde el robo, pasando por los secuestros y asesinatos, que al parecer forman parte de su nuevo modo de vivir.

Mientras no se pongan en vigor castigos que intimiden a los transgresores de la ley, se continuará viviendo entre la zozobra y el miedo.