Un temblor destructivo
Por Chanssonier
Por encontrarse el estado de Guerrero, en lo que geológicamente es conocida como Falla de San Andrés, los temblores aparte de ser recurrentes han dejado su huella destructora. En el caso de esta ciudad de manera particular, el sismo ocurrido el 16 de enero de 1902 prácticamente acabó con ella, ya que el ochenta por ciento de las casas sufrieron gravísimos daños, por lo cual a sus propietarios no le quedó otra alternativa que demolerlas, dado el peligro que representaban para su seguridad.
Eran aproximadamente las cinco de la tarde de la fecha ya manifiesta, cuando la tierra fue sacudida por el fuerte temblor. A esa hora gran parte de los vecinos de la población, se encontraban trabajando en distintas tareas, por lo cual en los hogares había pocas gentes que estuvieran dentro de ellos. Don Francisco Loeza quien vivía en la calle Altamirano, relataba que antes de ocurrir el espantoso sismo, retornaba de una botica (farmacia), a la que había ido a comprar cierta medicina que requería, para atacar una persistente gripe que lo había atrapado.
Justamente cuando se encontraban orando en la iglesia de la Asunción, las señoras María de Jesús Cantú, Felícitas Guevara y Pomposa Reyes perdieron la vida, al desplomarse el techo del sacro lugar bajo cuyos escombros quedaron sepultadas. Con lesiones diversas fueron atendidos Próspero Díaz, Ignacio Ramos, Manuel Zúñiga, Alberto Andraca, Melesia Crispín, Gabina Calvo, Rita Memije, Jesús Mancilla, Leonor Campos, Cenobia Rodríguez, Felipa Hernández, Magdalena Lozano, Arturo Martínez y Aureliano Zapata.
En la región central del estado el temblor dejó víctimas en Tixtla, Chilapa, Zumpango, Chichihualco, Mochitlán y Quechultenango; todas ellas resultaron con heridas, sin lamentarse muertes.
El periódico “El Horizonte” que se publicaba de manera semanal en esta ciudad, dijo en sus páginas que el temblor tuvo una duración de un minuto, siendo su larga duración la causa que se hubieran desplomado el 75 por ciento de las casas. El rotativo calculó que tuvo una intensidad de 7.9 grados. A poco de haber ocurrido la tragedia, el gobernador del estado Agustín Mora, efectuó un recorrido por la población para enterarse de los daños habidos. Fue tan terrible la impresión del desastre que sus ojos vieron, que al poco enfermó de gravedad, muriendo en la ciudad de Puebla.
Con el correr de los años Chilpancingo quedó reconstruido, pero nuevas calamidades habrían de alterar su tranquila vida.
Otros fuertes temblores
Apenas curaba sus heridas por el temblor de 1902, cuando el 14 de abril de 1907 otro fuerte sismo echó a pique alto número de hogares. La iglesia de la Asunción que estaba siendo reparada volvió a dañarse; un patronato encabezado por la señora Juana de la Garza, esposa del gobernador Damián Flores, levantó los muros dejando de colocarle el techo, lo que se hizo años más adelante.
Aparte de estos dos sismos fueron muy destructivos los de 1942 y 1943 al hacer erupción el volcán de Colima y el Paricutín. El de 1857 provocó el desplome de las torres de la Asunción y otras dos capillas; el de 1985 escasos daños ocasionó aquí, mientras que en la ciudad de México se desplomaron cientos de edificios, y miles de personas perdieron la vida.
El temblor ocurrido el 16 de enero del 2013, cuyo epicentro fue en Ometepec, no causó por fortuna daños en la ciudad capital, registrándose solo la muerte de una persona en el poblado de Huajintepec, región de la Costa Chica.