Una feria para el disfrute.
Por Chanssonier
La anual feria navideña que se desarrolla en esta ciudad, tocó oficialmente a su fin el pasado 10 de enero; como bien siendo costumbre se alargó unos días más, para disfrutarla quien así lo deseé. Como es bien conocido la Feria de San Mateo como se llamó originalmente, ha cambiado de nombre con el correr de los años, ya que de manera inicial se desarrollaba en el jardín del barrio de ese nombre; al considerarlo pequeño porque el festejo tomaba mayores proporciones, se buscó otro lugar para su celebración.
La feria es la más antigua del país, la cual se ha venido realizando desde 1825 como se conoce, por gestiones hechas al gobierno del estado de México, por el general Nicolás Bravo, hombre influyente en la política. La feria está apoyada por un decreto oficial para su anual realización. Hay quienes aseguran sin pruebas en la mano que así lo indiquen, que esa fiesta se hizo por muchos años en el barrio de San Mateo, porque frente al jardín vivía la joven Antonina Guevara, la que primero fue novia del general Bravo y más adelante su esposa.
Me contó el abuelo don Manuel Reynoso Bello, que cuando era niño no contaba con juegos mecánicos, los que se introdujeron años más tarde, porque entonces la ciudad estaba carente de alumbrado eléctrico, siendo el resinoso ocote el que se empleaba para alumbrar las oscuras noches. Lo que más da en donde podían saborearse los mejores platillo de la comida regional, como era el caso del pozole que se degustaba con un oloroso y sabroso mezcal de Petaquillas.
Lo que nunca faltaba según el relato de don Manuel, eran los puestos de loterías en donde los afortunados podrían llevarse diversos artículos para el hogar, tales como platos de loza y tasas del mismo material, cántaros de barro para el agua, cinturones de cuero para ambos sexos y algunas cosas más. A lo largo de la ahora calle Hidalgo se colocaban las vendedoras de atole blanco y de sabores, así como quienes expedían exquisitos tamales; las vendedoras de golosinas también solían fincarse en esa misma ruta. Por cuanto se refiere a los vendedores de carnes, barbacoa y otros productos animales condimentados, dejaban el mercado en lo que duraba la feria, para establecerse de manera transitoria en la misma calle.
Por cuanto se refiere a los gustados jaripeos, estos se llevan a cabo en una plaza de toros, efímera, la que era construida atrás de la capilla que le da nombre al barrio. Las peleas de gallo se realizaban en u predio, en donde años más tarde la familia Adame Guevara levantó su domicilio. Hasta aquí el relato de don Manuel Reynoso Bello.
Durante el siglo y cuarto de realizarse la feria en San Mateo, las autoridades municipales buscaron otro lugar para llevarla a cabo, porque su sede resultaba pequeña, ante su patente crecimiento, de tal manera por algunos años fue itinerante, hasta que ene l gobierno estatal de Alejandro Cervantes Delgado, y el municipal a cargo de Alberto Saavedra Ramos, se determinó darle otro lugar al oriente de la mancha urbana, en donde aún continúa, conociéndose se busca un nuevo sitio porque donde se ubica quedó rebasado.
De algunos años a esta parte la feria tiene una Señorita Flor de Nochebuena, quien encabeza el Paseo del Pendón, cuyas danzas regionales que lo integran, recorren todos los barrios de la ciudad.
Seguramente el gobernador Héctor Astudillo Flores, así como el alcance Marco Antonio Leyva Mena estén satisfechos, porque en el curso de la feria no hubo ningún hecho delictivo que la empañara.