Antonia Nava de Catalán
Por Chanssonier
En el curso de la guerra de independencia, fueron numerosas las mujeres que combatieron para su logro, bien con las armas en la mano, o apoyando con diferentes sumas de dinero. A doña Josefa Ortiz de Domínguez se le reconoce su participación, porque en su domicilio de Querétaro se llevaron a cabo numerosas reuniones, las cuales tuvieron como único propósito mirar la manera de separarse de España; delatados los conspiradores se adelantó el estallido de la lucha.
Con las armas en la mano peleó bravamente doña Antonia Luisa Nava de Catalán, a quien siempre se miró al lado de su marido Nicolás Catalán, quien formó parte de la escolta del generalísimo don José María Morelos y Pavón. Se tiene pocos datos de la vida de esta notable mujer, de quien se conoce que nació en 1779 en el barrio de Tlatelolco, uno de los que conforman la ciudad de Tixtla, el 17 de noviembre del año apuntado.
Tenía 20 años de edad, cuento tomó por esposo al también joven Nicolás Catalán, originario de Chilpancingo. Fue en la iglesia de San Martín de Tours en donde se desposaron, radicándose en esta población en donde ejercía el oficio de arriero.
En 1811 cuando el cura Morelos pasó por este lugar para atacar Tixtla, la pareja se unió a la lucha armada.
Si en el campo de batalla se distinguió por su arrojo, en el sitio de Jaleaca dio a conocer su temple, sitiando el pueblo por las tropas realistas rompió el cerco haciendo huir a quienes pretendieron apoderarse de él. Lograda la libertad doña Antonio acompañó a su esposo don Nicolás en todas sus correrías logrando obtener el grado de general.
Para tener en permanencia a esta notable mujer, el mercado público de Tixtla lleva su nombre, en tanto una calle de esta ciudad que va de Juan Ruiz de Alarcón hasta Altamirano también lo lleva orgullosamente.
Continúa tan campante
Justamente cuando había terminado la etapa del cine mudo, el extraordinario caricaturista Walt Disney, sorprendió a los amantes del séptimo arte al dar a conocer su célebre personaje el 17 de noviembre de 1928. Se trató de Mickey Mouse que entre nosotros le llamamos el “Ratón Miguelito”, al que le seguirían otras caricaturas hasta producir largos metrajes.
Con el paso de los años este singular dibujante construiría un imperio, para el divertimiento, dando vida a un conjunto de negocios, todos al margen del cine al que llamó Disneylandia.
Este singular personaje murió en 1963 siendo sus familiares quienes han proseguido su fecunda labor.
Al rotundo éxito que significó el “Ratón Miguelito”, su taller lo dedicó para el divertimento de los menores; interesado en el largo metraje sus producciones las encaminó a los adultos, siempre con un enorme éxito monetario.
Si fue la ciudad de Los Ángeles, la primera en contar con un centro de espectáculos, en donde las películas de Disney su mayor atracción, en la actualidad existen en otras poblaciones de los Estados Unidos.