¿Guerrero ya está en revolución?
Felipe Victoria
Hace un siglo en la casa de los hermanos Serdán, en Puebla, el nerviosismo era irrespirable; los habían descubierto como conspiradores contra el gobierno del presidente Porfirio Díaz Mori y simpatizantes del iluso demócrata espírita Francisco I Madero, que con librito “La Sucesión Presidencial en 1910” creyó que movería al país para derrocar al dictador de ya tres décadas de progreso para algunos, y miseria y explotación para los demás.
El afrancesado México estrenaba la Columna de la Independencia, el Palacio de las Bellas Artes, se comunicaba por las redes del ferrocarril y el telégrafo, y ya había funciones de cine.
Aristócratas del dinero y plutócratas de la oligarquía se daban placentera vida y ganaban mucho para darse lujos; un peso valía siete dólares y las empresas extranjeras minera y petrolera estaban en auge, igual que fábricas textiles; gran glamour en las ciudades y en el campo los latifundios eran grandiosos, con los campesinos en calidad de esclavos como peones acasillados, cuyas vidas dependían de los patrones, mientras los hijos de ricos se iban al extranjero para hacerse profesionistas, pero el país según su virtual dueño no estaba preparado para la Democracia.
Pero un puñado de periodistas le daban la batalla al militar empedernido en el poder, mientras escapaban de ser reducidos a prisión y la destrucción de sus imprentas. El México de mis amores con música de valses.
Pero por fuerza las cosas caen y ese estado de cosas tocaba a su fin del modo que fuera, algunos ya se atrevían a disentir de la voluntad presidencial monárquica y se atrevían a protestar mientras urdían un estallido social.
Cuanto nos serviría a los mexicanos conocer más de nuestra historia patria, para poder encontrar paralelismos y similitudes, diagnosticando hacia dónde va este México de 2015; pero “vámonos para Guerrero” pues.
El gusto de que por fin comenzaran a actuar con energía legal y oportunidad en contra de turbas de vándalos disfrazados de disque estudiantes normalistas, que actuaron como salteadores de caminos robándose una pipa cargada de combustible en el entronque de Chilpancingo y Tixtla, duró lo que al triste la alegría.
Mucho ruido por el operativo policiaco justificable, pero de inmediato surgieron de nuevo las mañas consabidas de quienes asesoran y azuzan la guerrilla urbana, dentro del plan de insurgencia nacional magisterial patrocinada desde el extranjero y el narco, para que las autoridades estatales volvieran a doblar las manos liberando truhanes “achimoltrufiándose”.
No salíamos de una el miércoles, cuando de inmediato surgió otro problema más grave, donde se perdieron vidas por la guerra entre grupos que se disputan territorios en el narcotráfico mediante “policías patito semiclandestinas”, otra vez muertos quemados y desaparecidos pero involucrando al Ejército, en clara provocación para alegar represión y autoritarismo, como si la prudencia de la SEDENA y el General Cienfuegos Zepeda y sus soldados fueran invulnerables.
El estado de Guerrero de ninguna manera debe seguir siendo rehén de grupos anarquistas de ingobernables que presionan por todos los flancos, ahora a Florencio Salazar Adame y al gobernador constitucional, Héctor Antonio Astudillo Flores, al quien el exguerrillero académico Rogelio Ortega Martínez y el economista Ángel Heladio Aguirre Rivero, con su Guerrero Emboscado, le dejaron un estado devastado, saqueado, quebrado y desesperado por la ausencia de seguridad, justicia, orden y paz.
Hay jarabes amargos que saben mal pero hacen bien, igual que remedios dolorosos que debieran aplicarse y brotes cancerosos en el tejido social que urge extirpar cuanto antes; como ese nido y cuchitril de problemones en que se transformó la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” ubicada en el poblado de Ayotzinapa en el municipio de Tixtla, convertida en ícono internacional del estigma perverso de la administración presidencial de Enrique Peña Nieto, saboteada por su rival acérrimo Andrés Manuel López Obrador.
¿Hasta dónde pretenden llegar los que le están buscando tres pies al gato y sueñan con un golpe de Estado, mientras originan ya casi otra revolución mexicana con epicentro en Guerrero?
No se puede mamar y dar de topes, es hora de que las autoridades se pongan las pilas y actúen con firmeza, sin estar negociando con delincuentes organizados disfrazados de inconformes sociales a los que sobornan para que se apacigüen.
La paciencia popular se agota y las consecuencias no le gustarían a nadie; sugerencia es entonces la cero tolerancia para terminar con el relajito y romper el círculo vicioso de la inmunidad e impunidad para grupos y líderes que lo que merecen serían las rejas.
El análisis del primer medio mes de Astudillo en el poder no es halagüeño, pese a que algunos lo quieran colmar de lisonjas y adulaciones felicitándolo por éxitos que aún no logra; lamentable que a los criticones propositivos ni nos ven ni nos oyen, y menos leen, por el contrario nos discriminan los grupos cercanos y evitan a toda costa que podamos acercarnos a saludar a su patrón bendito.