POR: DIEGO IVÁN LÓPEZ

Martha García es la primera dama del Gobierno Municipal de Chilpancingo. Quienes la conocen afirman que desde la campaña, etapa en la que junto a su esposo, Marco Antonio Leyva Mena, compitió para ganar la presidencia municipal, se distinguió por su liderazgo y entrega en el logro de sus objetivos.

“Amo a mi familia, son lo más importante, son mi motor”, así se lee en su cuenta de Facebook personal y así se entiende el sello y el dinamismo que ha impreso en el trabajo que lidera al frente del DIF Municipal.

Congruente con su generación y su formación profesional, Martha García no responde al prototipo de mujer que espera aprobación para tomar decisiones y ser proactiva en su compromiso, ahora, en su cargo honorario al frente del DIF Municipal.

En apenas un mes del gobierno municipal que encabeza Marco Antonio Leyva, Martha García ha dado testimonio de ser una mujer con el carácter y la seguridad personal para actuar a tiempo, independiente, responsable y con un alto sentido de justicia.

Así lo demostró en su primera aparición pública en su carácter de presidenta del DIF, al apersonarse durante la noche con las familias cuyas viviendas se incendiaron en una colonia de la periferia.

Martha García no necesitó del acompañamiento directo del alcalde para movilizarse, ella acudió, estuvo cerca de las familias afectadas y resolvió sus necesidades inmediatas.

Y así la hemos visto moverse en Chilpancingo en los espacios públicos, donde hay una  necesidad social acude. Sabe que ese es su papel como presidenta honoraria del DIF Municipal y se le ve resuelta, con la seguridad de actuar con justicia.

No es extraño que esa movilidad “haga ruido” a quienes continúan aferrados al prototipo de mujer sumisa. Martha García ha corrido el riesgo pero tiene a su favor el apoyo mayoritario de las y los chilpancinguenses que vemos en ella a una mujer comprometida con su familia y con su tiempo.

Sus detractores, equivocadamente, pretenden desacreditar su esfuerzo porque logra, como muchas mujeres de la época actual, cumplir con sus obligaciones como servidora pública dentro de SAGARPA, donde ha laborado los últimos tres años en un cargo ganado a pulso, y por las tardes y noches, fuera de su horario en esa dependencia, entregarse a las labores sociales, humanas y sensibles que demanda el trabajo social del gobierno capitalino.

La incursión de Martha García a la administración pública federal data de hace más de 17 años y no obedece a una coyuntura política, sino a sus propios méritos profesionales.

De ninguna manera su trabajo profesional como servidora pública demerita su desempeño como presidenta honoraria del DIF Municipal. De ninguna manera incurre en una falta legal, es todo lo contrario y en los hechos lo está demostrando.

En todo caso se confirma que Martha García, como muchas mujeres de esta época, cumple cabalmente el rol de profesionista, madre de familia y comprometida presidenta honoraria (que no servidora pública) del DIF Municipal.

P.D… Estos son algunos datos que detractores del avance de la mujer pretenden esconder y que son una vergüenza para una sociedad “moderna” como la nuestra:

Muchas mujeres mexicanas se enfrentan a importantes obstáculos que les impiden participar plenamente en el mercado laboral. Estos incluyen: la carga del trabajo no remunerado (las mexicanas dedican 4 horas diarias más al trabajo no remunerado que los hombres); los tradicionales roles de género; y la carencia de políticas de conciliación entre trabajo y vida familiar, especialmente la insuficiente oferta de servicios de cuidado infantil y de prácticas laborales flexibles. (OCDE, 2011)

Carrera profesional: las mujeres ocupan menos de un tercio de los puestos gerenciales y tienen una participación de 1 mujer por cada 10 hombres en los puestos directivos. (OIT, 2012)

En nuestro país, 18.5% de los hogares familiares son monoparentales. De estos, el 84% están encabezados por mujeres.
El 14.9% de la fuerza laboral femenina en México ha sufrido alguno de estos tipos de discriminación: despido por embarazo, certificado de no embarazo antes de la contratación o disminución del sueldo por embarazo.
El salario que recibimos las mujeres en México es en promedio entre 4 y 12% menor que el que perciben los hombres en el mismo puesto. Esto, sin embargo, nos sitúa como uno de los países con menor desigualdad salarial, ya que en España este porcentaje alcanza hasta el 18%, por darles un ejemplo.