Señor director:

 

Con relación a la nota publicada ayer martes en este rotativo, intitulada “Acusan a profesor de Economía de discriminación y otros abusos”, solicito a usted publicar mi versión.

Alrededor de 30 alumnos de la Unidad Académica de Ciencias Económicas, que se posesionaron de las instalaciones escolares el lunes pasado por la mañana, me acusan que el pasado ocho de octubre me presenté al aula del grupo 301 para informarles que desde ese día la materia de “Género y Poder” sería impartida por la docente Estefanía Hernández”, a lo que se opusieron, por lo que -aseguran -lancé amenazas y les advertí que si no aceptaban a la nueva maestra no tendrían calificaciones en esta materia.

Mi pregunta es: ¿Por qué se manifestaron 18 días después del día en que –según ellos- intenté imponer a una maestra y arrojé amenazas en contra de los alumnos del grupo 301?  Las reacciones contra una arbitrariedad o un intento de represión son inmediatas.

Es cierto, el día 8 de octubre del año corriente nos presentamos al grupo de referencia el director de la escuela, Francisco Mayo Téllez, el delegado sindical Antonio Ernesto Díaz Sánchez y un servidor, en mi calidad de secretario de Actas y Acuerdos de la delegación sindical del STAUAG, con la finalidad de hacer la presentación bilateral de la profesora invitada por el semestre en curso, Estefanía Hernández.

En ningún momento lancé amenazas contra los alumnos o un alumno en particular de ese grupo; si estoy mintiendo cínicamente que me contradigan tanto el director como el delegado sindical.

En lo que se refiere a que discrimino a mis alumnos que son “pobretones”, soy tan perverso, malvado y racista que los humilló prestándole dinero cuando me lo solicitan algunos estudiantes de escasos recursos económicos, sin condición o pago de interés alguno. Esos préstamos solidarios, muchos ya no son pagados. Está mal que lo divulgue pero hoy las circunstancias me obligan a hacerlo.
El origen de esta campaña de descalificaciones en mi contra, es porque con voz fuerte y clara he denunciado actos de corrupción en la Unidad Académica de Ciencias Económicas (UACE), como venta de calificaciones y titulaciones sospechosas, desde que asumió la dirección Francisco Mayo Téllez.

También, por haber difundido graves acusaciones por parte de alumnos valientes en contra del profesor invitado Sabino Pacheco Gutiérrez, quien les exige dinero en efectivo o bienes diversos, a cambio de no reprobarlos. Tengo pruebas y las aportaré a las instancias correspondientes.

Además, solicitaré que se realice una investigación íntegra, transparente e imparcial  a la Secretaría de Educación Pública, a la Comisión Estatal de Derechos Humanos y al Instituto de Transparencia y Acceso a la Información de Guerrero, en la Unidad Académica de Ciencias Económicas, en mi calidad de “trabajador universitario despedido” por el coordinador de Atención a Estudiantes de la UAG, Antonio Soto Sotelo, quien luego de un juicio sumario en mi contra firmó con los inconformes “una minuta, en la cual se acordó que Juan Antelmo García ya no impartirá clases en la institución; además de que se abrirá una investigación en contra del maestro, por haber amenazado a los jóvenes”.

Resulta sospechoso que las autoridades universitarias enviaran a Antonio Soto Sotelo como mediador del conflicto, a quien públicamente he señalado de escamotear becas a estudiantes de la UACE, como ellos mismos lo han denunciado en medios de comunicación local y estatal. En la UAG se impone el revanchismo, antes que erradicar la corrupción, la mentira y la manipulación.

 

Respetuosamente

 

 

Juan Antelmo García Castro

P.I. de la UACE-UAG