* El gobernador interino aseguró que dejará algunas “recomendaciones y experiencias” a Héctor Astudillo Flores para que las recupere en su gestión, a partir del próximo martes

 

FERNANDO HERNÁNDEZ

 

En las últimas horas de su administración, el gobernador Rogelio Ortega Martínez se negó a hablar de la escalada de violencia que se registra en las siete regiones de Guerrero, de manera particular en Acapulco y Chilpancingo, donde los crímenes violentos se han multiplicado en los días recientes.

Al concluir la firma del Acuerdo Protocolo para la Activación de la Alerta Ámbar, el mandatario estatal fue cuestionado sobre las declaraciones de los agremiados al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTS), quienes indicaron que en dos años han sido secuestrados 128 trabajadores y desaparecidos otros 17 de la Secretaría de Salud (SSA).

Al respecto, Ortega Martínez señaló que en tono irónico: “qué bueno que ahora se lleve el registro de las personas desaparecidas, y las que sufren secuestros, aun así todavía hace mucha falta trabajar en la cultura de la denuncia; esa es la parte que se ve, la que se registra en los medios”, dijo en referencia a la información.

El gobernador recordó el caso de los médicos y el trabajador de la SSa que fueron desaparecidos en la comunidad de “Xolapa”, municipio de Juan R Escudero, y cuyos familiares “no reconocen los resultados del peritaje y de los forenses con relación a los cadáveres encontrados, es una situación dramática”.

Antes, en su discurso Ortega Martínez presumió que en su administración se evitó un brote de insurrección armada, derivada de la crisis social que generó la desaparición de 43 normalistas de Ayotzinapa en Iguala, el 26 de septiembre del año pasado, y aseguró que dejará al próximo gobernador Héctor Astudillo Flores algunas “recomendaciones y experiencias” para que las recupere en su gestión, a partir del 27 de octubre próximo.

El gobernador recordó que en octubre del año pasado, cuando inició su gobierno interino, tras la solicitud de licencia presentada por Ángel Aguirre Rivero, “llegué a creer que estábamos en los albores de una insurrección armada que podía generalizarse, más allá de las fronteras del estado de Guerrero. Y las guerras y la violencia además de que ocasiona grandes destrucciones, lo más grave son la pérdida de vidas humanas”.

Expresó que los hechos de violencia ocurridos en Iguala en los que murieron 6 personas y que derivaron el desaparición forzada de los 43 normalistas, fueron producto de que “las instituciones en el estado de Guerrero fueron penetradas por la delincuencia organizada”.

En ese sentido aseguró que “tenemos la desfortuna (sic) de que en Guerrero no sólo existe la delincuencia organizada vinculada al narcotráfico, sino que ellos están vinculados a la trata de blancas, extorsión y reclutan de la pobreza” a los integrantes de sus grupos delictivos.