Gracias gobernador Ortega: Nuño

 

Federico Sariñana

 

El secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, debe estar sumamente agradecido con la “rebeldía” del gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega Martínez.

La decisión del mandatario estatal de no aplicar –por inocencia o torpeza política— un descuento salarial a los maestros que no trabajaron el 12 de octubre (y que finalmente terminó por aceptar), le dio una oportunidad fantástica al recién nombrado secretario de apuntalar uno de los temas más importantes del gobierno de Enrique Peña Nieto: la reforma educativa. “El nuevo modelo educativo”.

Los movimientos que implementó el presidente hace unas semanas en el gabinete federal y en la dirigencia del PRI tuvieron el claro objetivo de ampliar las opciones rumbo a 2018. Además de Manlio Fabio Beltrones (en el tricolor) y de José Antonio Meade (Sedesol), el otro personaje que acaparó la atención fue Aurelio Nuño. El amigo y poderoso consejero del presidente dejaba la comodidad de la oficina y pasaba al durísimo ruedo del sector educativo, en el que se avecinaba una brutal batalla tras la desaparición del Instituto de Estatal Educación Pública de Oaxaca (IEEPO).

Sin embargo Nuño tuvo un terso inicio. La “rebelión” de la (supuestamente) poderosa Sección 22 de Oaxaca no fue más que algunos ya conocidos reclamos mediáticos que poco trascendieron. Después de eso, llegó el primer reto: aplicar descuentos a maestros que, sin justificación oficial, se ausentaran de clases para ir a una marcha. Algo inédito y difícil de creer.

Una gran operación mediática apuntaló la medida, que parecía no tener inconformidades y problemas hasta que apareció el gobernador de Guerrero, Rogelio Ortega, diciendo que no aplicaría el descuento. Sin embargo, lejos de ser un problema, se convirtió en un gran trampolín para Nuño.

Un gobernador sumamente cuestionado, en sus últimos días de ejercicio, sin respaldo a nivel federal ni local, retaba al amigo del presidente, recién nombrado secretario de Educación en el tema principal de la administración federal: La reforma educativa.

El resultado no se hizo esperar. Nuño aprovechó el “sparring” (varias categorías más débiles) para pasearse durante dos semanas en los principales medios de comunicación con el discurso de “un nuevo modelo educativo”. Le negó audiencia (tal y como difundieron varios medios), para después reunirse, al menos en dos ocasiones, con horas de diferencia, con quien será el sucesor de Ortega: Héctor Astudillo.

Nuño zarandeó políticamente a Ortega al grado que el mandatario tuvo que aceptar en una reunión de la Comisión Nacional de Gobernadores (Conago), el respaldo unánime e incondicional al plan educativo federal encabezado por el secretario. Algunas voces ven que hasta el hecho que en la foto oficial del evento, Ortega aparezca detrás de Nuño, no fue casualidad, en un gobierno federal que conoce y aplica al máximo los simbolismos políticos.

 

Un round con dos peleadores de pesos diferentes y en condiciones opuestas no podía dar un resultado diferente. Aurelio Nuño, flamante secretario de Educación tuvo dos semanas de exposición y lucimiento mediático a costa de la inocencia (¿o torpeza?) política de Rogelio Ortega.

Apunte: El primer gobernador “bombero” de este sexenio y ex rector de la Universidad de Michoacán, Salvador Jara, fue nombrado subsecretario de Educación Superior de la Secretaría de Educación Pública, a días de haber concluido su responsabilidad como mandatario de aquella entidad.

Inicios similares, desempeños distintos, finales opuestos.

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