Contestar con emojis o stickers sin sostener una conversación real se ha convertido en una forma sutil pero creciente de distanciamiento digital denominada soft ghosting, fenómeno que está modificando las dinámicas afectivas en plataformas de mensajería.

A diferencia del ghosting tradicional —donde la comunicación se corta abruptamente— el soft ghosting mantiene una interacción mínima, lo cual puede generar confusión emocional, de acuerdo con análisis recientes citados por expertos como la psicoterapeuta Anna Drescher.

Este comportamiento puede surgir por evitación del conflicto, falta de interés, saturación digital o inseguridad para expresar sentimientos. Aunque los emojis pueden suplir la falta de lenguaje corporal en las conversaciones digitales, cuando se usan para evitar el diálogo pueden transmitir desinterés y causar frustración.

Los especialistas señalan como señales de soft ghosting la disminución en la frecuencia y calidad de las respuestas, evasión de temas personales y falta de iniciativa para conversar. Recomiendan abordar la situación con comunicación directa, establecer límites emocionales y priorizar relaciones recíprocas.