La búsqueda de la imagen “ideal” en redes sociales mediante filtros digitales está generando una creciente preocupación entre especialistas, quienes alertan sobre trastornos asociados a la autoimagen y una dependencia emocional por retocar fotografías antes de publicarlas.

De acuerdo con Montserrat Lacalle Sisteré, académica de la Universitat Oberta de Catalunya, las mujeres entre 16 y 25 años invierten hasta cinco horas semanales tomándose selfies y editándolas para mejorar su apariencia. Esta práctica, advierten expertos, puede derivar en Dismorfia del Selfie, una variante del Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) caracterizado por obsesión con presuntas imperfecciones físicas.

Investigaciones citadas por instituciones médicas señalan que este fenómeno se intensifica por la presión social e imágenes retocadas de influencers, quienes cuentan con apoyo profesional para su apariencia. Incluso, el Boston Medical Center refiere que cada vez más jóvenes acuden a cirugía estética buscando parecerse a sus versiones editadas digitalmente.

Especialistas recomiendan limitar el uso de filtros, fomentar la autenticidad y buscar apoyo psicológico si existe ansiedad o baja autoestima ligada a la imagen personal.