Más allá de las cifras, las víctimas de la explosión de la pipa de gas LP en el Puente de la Concordia, en la ciudad de México, tenían nombre, rostro e historias que hoy dejan un vacío en sus familias y comunidades.

Entre los fallecidos se encuentran jóvenes como José Gabriel Hernández Méndez, de 17 años; Juan Carlos Sánchez Blas, de apenas 15; y Ana Daniela Barragán Ramírez, estudiante de la FES Cuautitlán. También trabajadores como Misael Cano Rodríguez, empleado de limpia y padre de familia, o Carlos Iván Contreras Salinas, de 29 años, recordado por su carácter solidario.

Destaca la historia de Alicia Matías Teodoro, conocida como la “abuelita heroína”, quien cubrió con su cuerpo a su nieta de dos años durante la explosión, salvándole la vida. Pese a resistir tres días en terapia intensiva, falleció con más del 90% del cuerpo quemado.

Otros casos son el del artista plástico Jorge Islas Flores, docente del IPN con exposiciones internacionales, y el profesor Eduardo Noé García Morales, recordado por sus estudiantes de secundaria como un maestro cercano y entusiasta.

La tragedia ocurrida el 10 de septiembre ya ha cobrado la vida de 16 personas y dejó más de 90 heridos, marcando para siempre a Iztapalapa.