Por María Sonia López Navarrete
Al iniciar el aprendizaje de una licenciatura, un cúmulo de emociones, sensaciones y sentimientos afloran en el interior del estudiante, quien irá acumulando un bagaje de conocimientos que serán la base de su futuro como profesionista.
El método de enseñanza, que combina teoría y práctica, remite al constructivismo, corriente pedagógica que busca que el alumno tenga una participación activa en su propio proceso de aprendizaje. Esto fortalece la inquietud de aprender cada día lo más posible de los profesores y de los compañeros, brindando al incipiente estudiante una mayor seguridad argumentativa, producto de la minuciosidad al observar y no solo ver. Así, el alumno experimenta a través de la prueba y error, cuestionándose constantemente: ¿voy bien?, ¿sigo, o cambio el rumbo?.
En este contexto, surge un elemento que acompañará al estudiante, aunque inicialmente lo vea con cierta resistencia: la crítica. Y más aún, la autocrítica, la cual representa el mayor reto, pues implica aceptar nuestros errores, reconocer lo que no hemos visto y aquello en lo que hemos fallado. No es un proceso fácil, pero al aceptarlo, el avance en el aprendizaje y en la práctica se vuelve significativo.
El trabajo en equipo durante la etapa estudiantil es, sin duda, un entramado de aprendizaje mutuo, donde se adquieren habilidades y capacidades que al inicio se desconocían. La observación, nuevamente, será clave para transformar nuestra práctica y evitar errores que puedan causar vergüenza. Es aquí donde, otra vez, aparece la prueba y error. A esto se suman los sentimientos encontrados que surgen en la convivencia grupal, donde detrás de la “amistad” se agrupan la pericia y el ingenio de los compañeros. Así se va gestando el perfil del futuro profesionista.
La manera en que la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) incorpora a los alumnos en la investigación desde los primeros meses me parece excelente. Es traumático, como estudiante, llegar al penúltimo o último semestre y enfrentarse a la necesidad de realizar un trabajo de investigación sin saber por dónde empezar. Y uso la palabra traumático porque, además, hay que gestionar quiénes accederán o no a ser los sinodales, mientras uno recibe y observa regaños por desconocer los pasos a seguir en una investigación. Allí, la prueba y error se vive de manera intensa.
La UAM Xochimilco es una institución cuyo alumnado proviene, en su mayoría, de un estrato de clase trabajadora, que aprovecha la formación impartida en sus aulas y se convierte en personas destacadas, aportando sus conocimientos a la sociedad. Prueba de ello es el área de comunicación, donde han surgido grandes plumas que se han incorporado a los medios de comunicación nacionales, dejando una huella imborrable.