MÉXICO. —El sobrepeso y la obesidad no solo impactan la salud física de niñas y niños, sino también su desarrollo cerebral, al afectar funciones ejecutivas esenciales como la memoria de trabajo, la regulación emocional y la toma de decisiones, advirtió la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a través de un estudio reciente.
Maura Jazmín Ramírez Flores, investigadora de la Facultad de Psicología (FP), explicó que los infantes con exceso de peso presentan menor control de inhibición, pobre autorregulación emocional, baja flexibilidad cognitiva, dificultades en cognición social y retardo en la gratificación, lo que puede tener repercusiones a largo plazo en su desempeño académico y social.
Estos hallazgos provienen de investigaciones desarrolladas en el Laboratorio de Neuropsicología y Cognición de la FP, donde se estudió a un grupo de 73 niñas y niños de entre 7 y 12 años, divididos en tres categorías: con obesidad, con sobrepeso y con peso normal. Los resultados muestran que quienes tienen exceso de peso enfrentan mayores dificultades para reconocer emociones, regular impulsos y trabajar con información verbal.
“Observamos que tienen más problemas con la memoria de trabajo verbal, aunque su desempeño en la memoria visual fue mejor, posiblemente vinculado con el tipo de alimentos que consumen”, señaló Ramírez Flores.
Durante la conferencia Niñas y niños con obesidad y sobrepeso: ¿Hay cambios en el cerebro?, impartida en el ciclo UNAMirada desde la Psicología, la especialista subrayó que estas alteraciones afectan el funcionamiento ejecutivo, considerado un proceso cerebral de alto orden, responsable de planear, decidir, juzgar y fijar metas a corto y largo plazo.
Este proceso se desarrolla principalmente en la corteza prefrontal —ubicada detrás de los ojos— y madura en etapas críticas del desarrollo: la primera entre los tres y cinco años, y la segunda entre los 13 y 26 años.
La investigación se llevó a cabo con el uso de la plataforma EFECS, diseñada para evaluar funciones ejecutivas y habilidades de cognición social. Fue coordinada por los especialistas Karla García, Dalia Rodríguez y José Luis Rodríguez, también de la Facultad de Psicología.
De los participantes, el 90.9 por ciento reportó tener familiares con adiposidad; 40.9 por ciento percibe tener sobrepeso, y solo el 35.5 por ciento de quienes tienen peso normal indicaron antecedentes familiares similares. Además, 71.4 por ciento realiza alguna actividad física fuera del horario escolar.
Ramírez Flores recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que actualmente existen 37 millones de niñas y niños entre 3 y 5 años con sobrepeso; 390 millones de personas entre 5 y 19 años con exceso de peso, y 160 millones con obesidad. Esta acumulación de grasa, definida como adiposidad, representa un riesgo para el desarrollo saludable de la niñez en múltiples dimensiones, incluida la neurológica.