Pese a que se ha notado que ha disminuido un poco el número de palomas que habitan en el zócalo de Chilpancingo, estas han logrado dañar algunos edificios históricos con si excremento, pero al mismo tiempo se han convertido en un punto de atracción para los ciudadanos que en ocasiones acuden a darles comida.


Las aves se pueden observar principalmente sobre la Plaza Cívica “Primer Congreso de Anáhuac” y volando regularmente por el Palacio de Cultura, Museo Regional y la Catedral de la Asunción de María, edificios históricos que lamentablemente en más de una ocasión han llegado a dañarse a causa de sus heces fecales.


Ante estas situaciones desde hace algunos años, el Museo Regional de Guerrero opto por instalar una especie de alambres, para evitar que las palomas se paren y lleguen a dañar el inmueble.


Sin embargo, a pesar del daño que generan con su excremento, la ciudadanía ha optado por ver a estos animales como una atracción y casi diariamente se puede observar a los capitalinos, principalmente niños acompañados de sus padres, alimentándolas.


Además del daño que puede generar en los edificios a causa de la acidez del excremento, este también puede generar un problema de salud pública, pues sus heces pueden producir enfermedades en lo humanos como la histoplasmosis y la criptococosis que afectan principalmente al sistema nervioso.


Así como también alergias y enfermedades respiratorias en personas que pueden llegar a ser sensibles a sus plumas o excremento.