Jesús Saavedra

ACAPULCO.— En medio de la devastación que provocó el huracán ‘Otis en este paradisíaco puerto del Pacífico, algunas personas se acercan a la playa para nadar con sus familias, porque “los habitantes de Acapulco no podemos estar sin agua con todo esto, y la buscamos, nos encontramos y nos abrazamos”.
Así lo dijo don Román, integrante de la Cooperativa de Lancheros de Caletilla, cuyos miembros de a poco han recuperado la mayoría de sus embarcaciones, que ‘Otis’ dejó en el fondo de esa playa de Acapulco, que destaca por su oleaje suave y donde se puede nadar sin ningún problema.

En Caletilla ya había al menos dos familias y una pareja que estabanbañándose, dos semanas después de que el huracán descargó toda su fuerza y golpeó con vientos de hasta 300 kilómetros por hora al principal destino turístico de Guerrero.

Los niños y sus papás nadan, mientras la pareja disfruta de su romance y de la tranquilidad de las aguas de la playa. Cualquier fotografía sería magnífica, de no ser porque a unos cuantos metros, más allá de la franja de arena, uno mira la enorme devastación que dejó ‘Otis’.

En la zona de playa, los afiliados a la Cooperativa de Lancheros de Caletilla desde hace un par de semanas se dieron a la tarea de sacar sus lanchas sin la ayuda de ninguna autoridad. Conteniendo la respiración, dos lancheros se sumergen varias veces al día hasta el fondo de esa playa para amarrar una embarcación y después tirar de la cuerda para arrastrarla hasta la zona de playa.
Son jornadas de más de 8 horas diarias que dedican a la búsqueda y rescate de sus embarcaciones. 

“Esta solo tiene un rasponcito y la pudimos sacar, está a flote, pero a otras pues les fue muy mal y necesitamos de apoyo”, asevera Pedro, un integrante de esta Cooperativa.

Don Román nos cuenta que es parte de esta Cooperativa desde que sus padres se dedican a la actividad de las lanchas para pescar y recreativas. “La verdad nos fregó este huracán, pero estamos vivos gracias a Dios y estamos con todo el ánimo de salir adelante y nos acompaña la fe”, explica.

Cerca de las piedras de Caletilla, los creyentes construyeron dos altares: uno a la virgen de Guadalupe y otro a San Judas Tadeo. Ambos están intactos en su estructura que casi en su totalidad está hecha de hojas de láminas de cristal.

Este miércoles se cumplen dos semanas de que el huracán con mayor fuerza en la historia haya azotado algún lugar del Pacífico.

En este recodo de Acapulco, por su cuenta los “bary’s” siguen en lo suyo, sacando embarcaciones y tratando de levantar su modo de vivir. “Bro, el agua vino y nos fue mal, pero así es el agua y esperamos que para diciembre aunque sea para quienes vivimos aquí, podremos tener un mejor fin de año al que esperábamos”, agrega don Rubén, antes de regresar al mar para recuperar lo que sea, así sea cuerda de seda, piezas que reparar. “Así es esto, vamos para adelante”, agregacon ánimo.