- Desde aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana guerrilleros eran lanzados al mar como parte de la estrategia de contrainsurgencia del gobierno, afirma el director de Tlachinollan
Jesús Saavedra
SAN LUIS ACATLÁN.— La existencia de bitácoras de vuelo y testimonios de expilotos de la Fuerza Aérea de México confirmarían que durante la década de los 70 hubo “vuelos de la muerte”, en los que se llevaban a guerrilleros para lanzarlos al mar desde aeronaves, lo que es un reconocimiento explícito que el gobierno mexicano aplicó una estrategia de contrainsurgencia desde Guerrero.
Así lo afirmó el integrante de la Comisión de la Verdad, Abel Barrera Hernández, luego que la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) informó que ha recuperado bitácoras de vuelo y testimonios de pilotos que permiten establecer que hubo operaciones en Guerrero, en la década de los 70, que pudiesen ser parte de una estrategia de los llamados “vuelos de la muerte”.
Esos “vuelos de la muerte” habrían sido una estrategia militar para lanzar desde aeronaves a militantes de grupos armados, opositores o sospechosos de ser integrantes de un movimiento subversivo en Guerrero en la década de los 70.
Barrera Hernández señaló que había información de esos “vuelos de la muerte” y que ahora con esa investigación de la CNB “se tiene de manera fundada y oficial, se tiene este conocimiento que se está profundizando”.
Informó que a través de la Universidad Nacional Autónoma de México, se busca profundizar en el tema de los “vuelos de la muerte” para que especialistas investiguen “si hay vestigios en esta parte de lo que fue la zona donde se tiene información de donde se llevaban o tiraban los cuerpos, ahora se hará un trabajo importante para saber qué se puede recuperar”.
Dijo que hay un avance en esa información que se está recabando y que puedan abrirse archivos para saber “cómo se programaban esos vuelos” en las bitácoras de aeronaves de la Fuerza Aérea, “con qué fin se hacían”, porque “a veces trasladaban gente, traían gente o se aventaba a la gente” al vacío.
Abel Barrera aceptó que la mayoría de los testimonios de las familias víctimas de la guerra sucia han señalado que esa práctica de lanzar a personas desde aeronaves en vuelo la hacían elementos de la Marina, además que en los “planes de contrainsurgencia” el objetivo era “tener centros de detención clandestina”, como ocurrió con el Campo Militar 1.
Sostuvo que lo que encontraron en la CNB “es un reconocimiento explícito a estas estrategias de contrainsurgencia que son parte de la memoria cruenta que vivimos y que hay que documentar con mayor detalle y precisión”, porque se tiene conocimiento de que Guerrero que fue el “laboratorio de la contrainsurgencia”.