Ana Lilia Torres
ACAPULCO. —El arzobispo de Acapulco, Leopoldo González González hizo un llamado a las familias a excluir la violencia del hogar, en cualquiera de sus manifestaciones, tanto física, como verbal y psicológica, para lograr la construcción de la paz.
En su mensaje dominical, el clérigo señaló que “en la familia están nuestras raíces y las raíces son fuente de vida y de estabilidad, por ello es que se debe enfocar la atención en ella, si queremos construir la paz”.
El prelado católico recordó que durante la Semana de la Familia, celebrada recientemente en la Provincia Eclesiástica de Acapulco, se hizo énfasis en la necesidad de procurar la reconciliación y la unión familiar.
“En una vida familiar sana se experimentan algunos elementos esenciales de la paz: la justicia y el amor entre hermanos y hermanas, la función de la autoridad manifestada por los padres, el servicio afectuoso a los más débiles, a los ancianos y a los enfermos, la ayuda mutua en las necesidades de la vida, la disponibilidad para acoger al otro y, si fuera necesario, para perdonarlo”, dijo.
Consideró que “para cuidar nuestra familia es necesario excluir la violencia del hogar, en cualquiera de sus manifestaciones: física, verbal, psicológica, íntima…”.
Pidió “mirar el modo cómo nos tratamos en casa, en la sociedad, y preguntarnos si hay algo que sea ofensivo o degradante para alguna persona, pues a veces la costumbre, el haber actuado así desde hace tiempo, nos impide darnos cuenta de ello”.
Defendió que la vida es un derecho de todo ser humano inocente desde que es concebido. “En el momento de la concepción, nuestro genoma era el humano, y en la herencia genética que recibimos ya estaban los rasgos que al tiempo han ido apareciendo, que nos hacen muy parecidos a nuestros padres y hermanos, pero diferentes a todos ellos”.
El pelado católico dijo que “todos los hermanos vivimos en el seno de nuestra misma mamá, y si en la familia aprendemos a vivir este vínculo de fraternidad con apertura a los demás, más allá de los muros del hogar, la familia es una gran escuela de paz”.
Finalmente, señaló que es muy necesario negociar y pidió que el diálogo y el perdón sean el modo de restablecer la armonía en el hogar y así desarrollar cauces concretos para la paz.