- El señor Bernardo Campos murió el viernes en la Ciudad de México, luego de buscar a su hijo José Ángel durante casi 7 años sin encontrarlo
Jesús Saavedra
TIXTLA.— Familiares, amigos, vecinos, normalistas de Ayotzinapa y activistas sociales dieron una sentida despedida a don Bernardo Campos Santos, ‘Tío Venado’, durante su sepelio en esta ciudad, en el que resumieron su vida de lucha y superación, que ha quedado incompleta porque no pudo conocer el paradero de su hijo José Ángel, quien junto con otros 42 estudiantes fueron desaparecidos por policías municipales de Iguala y sicarios de Guerreros Unidos, en septiembre del 2014.
A don Bernardo lo despidieron en su hogar en la calle Tlapizaco del tradicional barrio de El Fortín, en esta histórica ciudad, con una misa que ofició el sacerdote Filiberto Velázquez Florencio.
Fueron pocas horas que tuvieron el cuerpo de don Bernardo en su casa, a donde llegaron unas 300 personas, entre familiares, vecinos, amigos y activistas que han acompañado la lucha del Comité de Madres y Padres de Ayotzinapa.
Posteriormente partió el cortejo fúnebre desde El Fortín hasta el panteón de La Villa, en la carretera hacia Chilapa, en las afueras de esta localidad, en el que lo acompañaron los dolientes y una banda de chile frito.
Centenares de flores y tres coronas fúnebres de la Normal Rural de Ayotzinapa, del Colectivo ‘Los Olvidados de Ayotzinapa’ y de Grupo ‘Fe y Fortaleza’, acompañaron el cortejo hasta este panteón, mientras los asistentes gritaban consignas que coreaba un señor que iba al frente del contingente y que portaba el cartel de José Ángel Campos Cantor: “¡don Bernardo vive, la lucha sigue, sigue y sigue!”.
Antes de ingresar el ataúd a la fosa donde reposarán los restos de ‘Tío Venado’, se hizo otro rezo y sus hijos y nietos quemaron sahumerio y rociaron agua bendita al fondo de su tumba.
Enseguida bajaron el féretro y uno de los sobrinos de don Bernardo dio unas palabras a nombre de su familia para agradecer el acompañamiento, e invitar a los rezos que se realizarán en su domicilio.
Recordó que don Bernardo nació en Tixtla el 4 de diciembre de 1955, fruto del matrimonio de don Atilano Campos Salmerón y doña Petrita Santos Juárez.
Narró que su vida fue con “limitaciones, triunfos y metas alcanzadas, don Berna, como cariñosamente era conocido como agricultor, extendió los límites que a veces consideramos como obstáculos; en la ganadería contribuyó al sector económico municipal, en la construcción material de hogares y de aquellas personas que requerían de sus servicios”.
Informó que don Bernardo, además de José Ángel, quien está desaparecido desde hace 7 años, procreó a Nancy, Francisco, Ana María y Alexander, y “fue un luchador social por la desaparición forzada de 43 estudiantes”.
Destacó que “construyó una relación de búsqueda de justicia, de búsqueda de responsabilidad a las personas que cometieron esa desaparición forzada; esa fortaleza se extendió a nivel municipal, nacional y en el extranjero, donde se sigue escuchando el clamor de justicia”.
Agregó que quedarán en esa búsqueda de verdad y de justicia el Comité de Madres y Padres, los estudiantes de Ayotzinapa y las organizaciones sociales que les han acompañado “año tras año van a seguir exigiendo justicia. ‘Tío Berna’ recuerda que tus ideales seguirán con vida”, dijo.
Señaló que don Bernardo Campos desde el primer día de la desaparición de su hijo, estuvo al frente de la búsqueda de verdad y de justicia, “tristemente dedicó 6 años y 11 meses a la búsqueda de los muchachos con la esperanza de encontrar a su hijo, pasando día y noche manteniendo esa ilusión de volverlo a ver”
Señaló que “cada día de su existencia fue un testimonio de lucha, él vivió y realizó las actividades como padre afligido y como padre responsable. Don Berna, cada uno de nosotros seguiremos manteniendo la idea de la búsqueda de José Ángel y sus 42 compañeros”.
Luego otra persona cantó una canción en memoria de don Berna: “Compañero ‘Tío Venado’ tu muerte no ha sido en vano, el fusil que dejaste ya lo tengo en la mano”, se pudo escuchar en una estrofa de la canción.
Los normalistas de Ayotzinapa, la mayoría de primer grado escolar, gritaron la consigna: “¡Porque el color de la sangre jamás se olvida, los masacrados serán vengados, vestidos de verde olvido, políticamente vivos, no has muerto, no has muerto, no has muerto camarada, tu muerte, tu muerte, tu muerte será vengada, y ¿quién la vengará?, el pueblo organizado, y ¿cómo?, luchando, entonces, lucha, lucha, lucha, no dejes de luchar por una educación científica y popular!”