•  Familias han llorado la muerte de uno o varios integrantes; muchas perdieron sus negocios y, cientos de niños, adolescentes y jóvenes, desertaron de sus escuelas

Juan Blanco | API

Este lunes se cumple un año del primer caso positivo de Covid-19 registrado en Guerrero. Desde esa fecha no han cesado los contagios y fallecimientos.

La pandemia en esta entidad se ha agudizado y hay quienes advierten que durante las vacaciones de Semana Santa o en los días posteriores, podría suscitarse la tercera oleada de contagios.

En aquella fecha, la primera persona detectada con la enfermedad fue un ciudadano de origen argentino que había venido al puerto de Acapulco a visitar a su familia. De acuerdo con lo que informó en ese momento la Secretaría de Salud (SSa) estatal, ya estaba siendo tratado con los protocolos establecidos, y rápidamente fue puesto en cuarentena.

Sin embargo, para ese entonces la propia dependencia ya tenía conocimiento de varios casos sospechosos, y para el día siguiente, 16 de marzo, se confirmó el segundo contagio en una estudiante de la Universidad Autónoma de Guerrero que llegó a Chilpancingo procedente de España, en donde realizó su movilidad estudiantil.

Tras conocerse la noticia, la máxima casa de estudios de la entidad anunció la suspensión de clases para privilegiar la salud de los universitarios.

El mismo anuncio lo hizo la Secretaría de Educación Guerrero para el nivel básico, no obstante, hubo escuelas que comenzaron a cerrar antes del 20 de marzo de 2020 que era la fecha establecida para iniciar con el receso escolar. En ese momento, nadie se imaginaría que la suspensión de clases presenciales se prolongaría hasta el día de hoy.

Para el 19 de marzo, el titular de la SSa, Carlos de la Peña Pintos informó alrededor de la 1:00 de la tarde que otras dos personas de Acapulco habían dado positivo a la prueba del Coronavirus, con lo que ya sumaban cuatro casos confirmados.

“Tenemos que acelerar la distribución del gel antibacterial; hay que acelerar fundamentalmente el tema de cubrebocas. Hay que estar muy pendientes con la temperatura de las personas; no debemos generar ninguna alarma”, pidió el gobernador Héctor Astudillo Flores, en esa fecha.

El día 20 del mismo mes, negocios de todos los giros comerciales optaron por bajar sus cortinas, mientras que instituciones de gobierno comenzaron a reducir su personal, pero hubo otras que suspendieron definitivamente sus labores.

En el caso de las iglesias, las autoridades eclesiásticas también decidieron cerrarlas y suspender todo tipo de celebración religiosa o fiesta patronal que provocara aglomeración, incluida la Semana Santa en Taxco.

Teatros, zoológicos, museos, plazas, parques, unidades deportivas, gimnasios, cines, también restringieron la entrada al público.

Sin embargo no se extremaron precauciones hasta el 29 de marzo, fecha en que se suscitó el primer deceso por esta enfermedad, además de que el número de infectados se había elevado a 10, se tenían 48 negativos y 52 sospechosos.

Fue entonces que los tres niveles de gobierno pidieron a los ciudadanos confinarse en sus hogares para evitar la propagación del virus, pero en algunas ciudades como Chilpancingo, Acapulco e Iguala no acataron las recomendaciones, lo que provocó que en pocos meses todo el estado estuviera en foco rojo por el alto nivel de contagios.

A un año de la llegada del virus y de las restricciones impuestas por las autoridades, se han visto afectados cientos de establecimientos fijos y semifijos y miles de empleos formales e informales que han provocado una crisis económica severa, e incluso alimentaria en algunas zonas.

Las clases presenciales no han sido reanudadas y se continúa la modalidad virtual en todos los niveles educativos del sector público y privado, sin embargo, en zonas como la Montaña, Costa Chica y la Sierra donde no existen las condiciones para esta estrategia educativa, cientos de niños, adolescentes y jóvenes han desertado de sus escuelas.

Actualmente, el estado se encuentra en Semáforo Epidemiológico Amarillo, luego de que durante los meses de enero y febrero transitara de nueva cuenta en color rojo por la alta incidencia de contagios, decesos y hospitalizaciones.

Hace un par de semanas, el obispo de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza advirtió que durante las vacaciones de Semana Santa y con la llegada de cientos de turistas, se podría registrar la tercera oleada del virus. El último informe del titular de la Secretaría de Salud estatal, Carlos de la Peña Pintos, indica que Guerrero acumula 36 mil 533 casos positivos y 3 mil 831 defunciones. (API)