• * El responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa dijo a feligreses que “me preocupa mucho que no guarden las medidas sanitarias, me preocupa mucho que anden saludando y abrazando a las personas”

Alondra García

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, reveló que ha perdido a seres queridos debido a la pandemia de COVID-19; por ello, expresó su preocupación ante la incredulidad de algunos sacerdotes que se niegan a acatar las medidas sanitarias. 

El prelado encabezó este jueves la Misa Crismal, en la concatedral de Chilapa de Álvarez, donde confió a feligreses que “he perdido a seres queridos por el Covid, algunos hemos perdido familiares”. 

Por ello, lamentó que “dentro del clero hay padrecitos valientes que no creen en el Covid. Eso me duele, no me voy a poner a pelear con ellos, pero me preocupa mucho que no crean en esto, que no guarden las medidas sanitarias, me preocupa mucho que anden saludando y abrazando a las personas, eso no se debe hacer”, expresó. 

Rangel Mendoza señaló que debido a la pandemia, miles de familias han perdido a algunos de sus miembros sin que se les permita despedirse de ellos. 

Además, dijo que las restricciones debido al riesgo de contagio han impedido que las familias vivan su duelo, porque incluso los velorios, rezos y misas están prohibidos. 

Rangel Mendoza apuntó que ante el avance de la pandemia y el incremento en el número de muertos, “hay una lucha frenética por encontrar la vacuna adecuada para este mal”. 

Por ahora, dijo que las personas “viven con miedo por el riesgo constante de contagio”.

El obispo consideró que la pandemia ha sido un tiempo “de gran aprendizaje”, pues “la fragilidad de la condición humana nos debe conducir a una solidaridad más amplia y responsable”. 

Destaco que en el caso de la Iglesia Católica, los sacerdotes aprendieron a “utilizar con más soltura los medios de comunicación y las redes sociales” para seguir predicando el Evangelio. 

“Hemos aprendido que como Iglesia no nos podemos encerrar ni aislar (…), que debemos enfrentar la pandemia con sabiduría, inteligencia y prudencia, afrontarla no huyendo de ella ni mucho menos abandonando a nuestros fieles y hermanos”, expuso. 

Por el contrario, Rangel Mendoza dijo que “hoy el Espíritu Santo nos invita a abrazar a nuestro pueblo, a ser instrumentos del amor y la misericordia de parte de Dios”. 

Sostuvo que en estos tiempos de crisis, la Iglesia debe “abrazar al pueblo. Hay tanta gente que necesita nuestro consuelo y cercanía, que necesita una palabra de aliento y de esperanza; hay que fomentar la esperanza, que no decaiga, que sea fuerte (…), hoy nos toca ser el Jesús buen samaritano, tener las manos ungidas con la caridad”, expuso el obispo.