• * Los afectados hacen un llamado al gobierno para que implementen programas emergentes que ayuden a la reactivación de esa industria local

Alberto Solís

La dura crisis económica que ha generado la pandemia del coronavirus en Atoyac de Álvarez, región de la Costa Grande, ha afectado a los fabricantes de ladrillos que tienen sus negocios en las colonias La Pindecua y Vicente Guerrero. 

Los afectados explicaron que ante el desplome de las ventas que en esta temporada les redituaba mejores ingresos para sus necesidades prioritarias, así como la reinversión en sus negocios, es necesario recibir la ayuda de las autoridades. 

Los afectados explicaron que “esta pandemia les ha pegado y muy duro”, así que hicieron un llamado a los tres niveles de gobierno, para que implementen programas emergentes que ayuden a la reactivación de esta industria local, ya que la difícil situación ha generado la pérdida de los empleos. 

En las colonias Vicente Guerrero y Pindecua, en la periferia de esa ciudad, son visibles a la distancia los hornos y algunas estibas de ladrillo rojo que no se han vendido por la dura crisis, aseguraron. 

Esa zona, considerada la de mayor producción de este material imprescindible en el ramo de la construcción, alrededor de 10 familias viven de su venta, pero dijeron que actualmente se han incrementado los costos de producción.

En entrevista don Emilio “N”, relató que desde hace más de 20 años se iniciaron en ese negocio con su esposa en la colonia Vicente Guerrero.

Sin embargo, dijo que a raíz de la pandemia, disminuyeron drásticamente las ventas y a duras penas pueden solventar las deudas, ya que al igual que otras crisis que los han golpeado, se ven obligados a pedir dinero prestado para seguir trabajando y comprar los insumos, principalmente la concha de coco que utilizan para el cocimiento del tabique, cuyo costo es de mil pesos por tonelada.

El precio de cada tabique puesto en el horno oscila entre los 3 y 4 pesos dependiendo del grosor, pero el costo sube por el flete a domicilio, señaló.

Explicó que en temporada de lluvias el proceso de secado se prolonga e implica varios días de arduo trabajo para estibarlo y meterlo al horno, además en ocasiones pagan la renta del terreno; desafortunadamente no hay recursos para contratar mano de obra “si hay gente que quiere trabajar, pero no hay dinero para pagarle”, reiteró. 

Thalia Vélez de la O, subdelegada de la colonia Vicente Guerrero, comentó que desde la llegada del COVID-19 impera el desempleo, porque no hay trabajo en las tabiquerías. 

Cabe mencionar que la contingencia ha afectado a todo el sector ladrillero, donde los productores siguen manteniendo la tradición que se hereda de manera generacional, con esfuerzo.