• * El responsable de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa afirmó que “la fe es algo esencial en el pueblo cristiano, en el pueblo católico, la fe es el gran tesoro que puede tener un pueblo y que puede tener cada persona”

Redacción 

El obispo de la Diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, expresó su indignación porque los bares y cantinas abrirán antes que las iglesias, según el semáforo que establecieron las autoridades de Salud.

El prelado encabezó la misa dominical de la una de la tarde, este domingo, en la concatedral de Chilapa de Álvarez.

La semana pasada, el obispo anunció que este domingo abrirían las catedrales al público, pero a media semana, la Diócesis dio marcha atrás.

A través de un comunicado se aclaró que no habría reapertura debido al incremento en el número de contagios y decesos por COVID-19.

Aun así, algunas pocas personas llegaron a las puertas de la concatedral para participar en la misa.

El obispo ordenó que se abrieran las dos puertas laterales y les permitió entrar.

Durante la homilía, Rangel Mendoza explicó que las autoridades de Salud le pidieron retrasar la reapertura de las catedrales.

“Yo cedí para no provocar desavenencias y lo mismo, para proteger a los fieles, que no se fueran a contagiar”, comentó.

Después, el obispo comentó sobre el Semáforo de Riesgo Epidemiológico que el gobierno federal estableció para transitar hacia una nueva normalidad.

Este semáforo es un sistema de monitoreo para regular el uso de los espacios públicos de acuerdo con el riesgo de contagio de COVID-19.

El semáforo opera de manera estatal y está compuesto por cuatro colores, rojo, naranja, amarillo y verde, según el riesgo de contagio en cada entidad.

Rangel Mendoza reprochó que en el semáforo se estableciera la reapertura de bares y cantinas a la brevedad, mientras que las iglesias y centros de culto serán los últimos espacios públicos en abrir.

Subrayó que el 84 por ciento de los mexicanos son católicos y esperan con ansias el momento de volver a las iglesias.

“La fe es algo esencial en el pueblo cristiano, en el pueblo católico, la fe es el gran tesoro que puede tener un pueblo y que puede tener cada persona; la fe nos mueve y es la que nos motiva y aquí es donde yo estoy protestando”, expuso.

Reprochó que “en ese famoso semáforo (…), en la tabla de reapertura pusieron al último el abrir los templos; primero van a abrir los colegios las universidades, los centros de trabajo, los bares y las cantinas”.

El obispo lamentó que para las autoridades de Salud “las cantinas sean más esenciales que la fe”.

Por ello, dijo que los obispos “ya se pusieron de acuerdo con ciertas reglas para empezar a abrir las iglesias”, pues consideran que “la fe es algo esencial en la vida del pueblo cristiano”.