- * Alfredo, de 17 años, relató el horror que vivió él y 4 amigos después de que fueron levantados en Toluca y trasladados a un campo de entrenamiento en ese municipio
- * Hace unos días les dieron armas y ropas tipo militar, y les dijeron que “iban a entrenar para una batalla”; el viernes logró escapar, dijo
Jesús Saavedra
Luego de escapar de un campo de entrenamiento que utiliza un grupo criminal, en el que reclutan y mantienen por la fuerza a decenas de personas en la Tierra Caliente, un adolescente contó en un mensaje de voz el horror al que son sometidos por los criminales, quienes los obligan a enfrentarse contra las fuerzas de seguridad.
Alfredo, de 17 años de edad, relató que junto con cuatro jóvenes fueron privados de su libertad por un grupo armado el pasado 15 de noviembre, cuando salían de una fiesta de 15 años en la ciudad de Toluca, y después fueron llevados con rumbo desconocido, hasta ese momento.
“Nos interceptó una camioneta con hombres armados, nos subieron a una camioneta, nos taparon los ojos completamente, nos llevaron a una casa, y ya ahí nos destaparon y vimos que estaba otro chavo que era de Tejupilco, nos volvieron a tapar, nos subieron a otra camioneta y nos trasladaron para acá para Guerrero”, detalló.
Sin saber a dónde los llevaban, señala que transcurrieron alrededor de ocho horas de viaje, hasta que llegaron a un poblado de Guerrero, cuyo nombre desconoce, donde lo pusieron a lavar camionetas los primeros días de su cautiverio.
Sin embargo, explicó que hace cuatro días, los delincuentes le dieron una fornitura como las que utilizan militares o policías, un arma larga, de la cual desconoce el calibre, pero que la refiere como una “ametralladora”, y fue entonces que “nos dijeron que nos iban a entrenar para una batalla”.
Alfredo narró que el pasado viernes los llevaron a una comunidad llamada Las Pilas, como parte de su “entrenamiento”, pero “cayó gobierno”, y mientras él estaba haciendo del baño, el resto de sus compañeros se dieron a la fuga, dejándolo sólo.
Expuso que al ver las camionetas de militares y policías, se despojó del equipo táctico que le habían proporcionado, dejó el arma y cartuchos, y pidió la ayuda de los elementos de la Guardia Nacional, a quienes explicó que había sido llevado por la fuerza junto con otras personas.
Los elementos de la GN accedieron en ese momento a brindarle ayuda, le informaron que sería llevado al Ministerio Público para que rindiera su declaración y posteriormente contactarían a sus familiares, lo subieron a uno de los vehículos, pero antes de llegar a una comunidad lo tiraron de la unidad y lo dejaron abandonado.
Dijo que caminó descalzo hasta que llegó a un poblado llamado La Calera, municipio de Zirándaro, donde con el poco dinero que llevaba compró un refresco, le regalaron unos huaraches y pidió ayuda para llegar a la cabecera municipal, a la cual llegó el viernes, y con la ayuda de unas personas de las que no reveló sus identidades, fue llevado a un lugar seguro.
Indicó todo lo que vivió y observó durante los casi 15 días que estuvo privado de su libertad por los criminales, en un lugar que ahora sabe es en la zona rural de Zirándaro, en Tierra Caliente de Guerrero.
Explicó que eran cientos de hombres armados que estaban ubicados en esa comunidad, donde hay alrededor de 20 casas, pero sólo quedaban unas tres familias, además de otros grupos en distintos puntos del municipio.
“A todos los pueblitos a los que íbamos estaban igual, de 20 casas sólo tres estaban habitadas, eran tipo pueblos fantasma”, señaló.
Alfredo relató que además de él y sus amigos, en los pueblos controlados por el grupo criminal había decenas de jóvenes privados de su libertad, obligados a entrenarse para formar parte de sus ejércitos; había grupos de 20, 30, 15 o 10 personas de entre 14 y 20 años, a merced de sus captores, relató el joven.
“Hubo días que la gente de los pueblitos nos daba comida, otras veces comida enlatada, o había días que no comíamos nada, agua a veces en arroyitos, donde tomaban agua las vacas, hacíamos el intento de filtrar el agua para que pudiéramos beber”, indicó.
Alfredo dice estudia el último año de Preparatoria, mientras que sus amigos, quienes siguen secuestrados, trabajan y estudian a la vez. Pidió al gobierno protección para él y su familia, y que busquen y rescaten a sus amigos, porque la deben estar pasando mal, concluye.