Sadyhel Astudillo

Desde que se cursa la primaria (si mal no recuerdo) en las clases de ciencias naturales se nos habló acerca de la evolución, posteriormente en la secundaria se estudia el origen de las especies propuesto por Darwin, el cual a grandes rasgos, nos hace más entendible –por medio de varios ejemplos— el tema de la evolución. Hagamos un poco de memoria.

El cazador o depredador por lo regular lleva las de ganar, se alimenta de las especies pequeñas o débiles y, en caso de ser mayoría en el territorio, controla –sin llevar a la extinción— la población de sus presas predilectas.

También nos mencionan que, el que mejor se adapta es el que sobrevive; el de caparazones más gruesos, el que mejor logra camuflarse, el que adapta parte interiores o exteriores de su cuerpo para sobrevivir en el ambiente, el que aprende a flotar, cavar, correr, etc.

Ejemplo tenemos miles, las jorobas de los camellos que les permiten almacenar líquidos, el pico de los colibríes que pueden insertar en las flores, el pico de las cotorras que les permite abrir semillas, el color de algunos insectos que les permite pasar desapercibidos, la ecolocalización de delfines y murciélagos, la lengua de muchos reptiles y un interminable etcétera.

De hecho muchos de estos rasgos y características hacen que los niños tengan sus animales favoritos. Por ejemplo, el caparazón de las tortugas, el cuello largo de las jirafas, la fuerza de los gorilas, la piel y cuernos del rinoceronte, la velocidad de los felinos, el color de las aves y de nuevo, un interminable etc.

Sin embargo, hay algo que muchas veces es pasado por alto cuando se habla acerca de estos temas en varios niveles escolares y es que, la evolución no es algo del pasado, no es algo que ya ocurrió, sino más bien, es un proceso constante que va dando pasos cada día.

Por ejemplo las polillas, las que están en nuestro país son de color café y en su mayoría vienen de Sudamérica, sin embargo si buscamos en internet otros tipos de polillas veremos que existen varios tipos de colores y tamaños ¿Por qué las que nosotros observamos son cafés? Esto es debido a la tala descontrolada, al no tener hojas donde posarse y protegerse, lo hacían en lo troncos estériles que quedaban, por lo tanto, si querían sobrevivir debían de cambiar sus tonos a una más parecido al de los troncos.

Ahora bien, debemos de tener presente algo más, la evolución no únicamente va a depender de la naturaleza y los animales mismos, retomando el ejemplo de las polillas, ahí intervino la mano del hombre al deforestar. Entonces, muchas veces la evolución se verá condicionada por lo que hagan los humanos, vaya, los recientes incendios del amazonas van a generar que la descendencia de los –pocos— animales que sobrevivieron tengan cierta resistencia a altas temperatura o una percepción de calor más sensible y lógicamente, entre más pequeños y agiles sean, más fácil les será escapar del peligro.

Entonces la evolución no es cosa del pasado, es algo que ocurre a cada momento, en todo lugar, que desemboca en todas direcciones y que puede ser influenciado por el más mínimo detalle. Y no es simplemente el paso de los dinosaurios y demás seres prehistóricos a los que conocemos hoy en día; de hecho, muy probablemente muchos de los animales que hoy nos rodean dejen de existir para dar paso a esas nuevas especies y tengamos por seguro que no serán precisamente los más grandes y fuertes los que sobrevivan y aseguren su descendencia.