Jesús Lépez

Qué difícil debió ser para la alcaldesa de Acapulco, Adela Román Ocampo, hablar en el contexto de su primer informe de gobierno de una reducción en el número de homicidios cuando acababan de asesinar a un reconocido fotógrafo internacional en su municipio.

Sólo así se entiende que la presidente emanada de Morena haya recurrido a la teoría del complot, a acusar que hay fuerzas interesadas en desestabilizar a su gobierno, y al gobierno federal, pero no al del estado, supongo, porque no lo mencionó.

Aunque sí dijo que la delincuencia no la pondrá de rodillas y se atribuyó los operativos contra las máquinas tragamonedas del mercado central en los que hubo participación de la corporaciones federales y estatales como la Fiscalía General del Estado, tal vez en reciprocidad al mensaje del director del CICAEG, Javier Taja Ramírez, que unos días antes dijo en un aco público que la transformación de Acapulco la estaba haciendo el gobernador Astudillo, excluyéndola totalmente.

Javier no sólo es hermano de Ricardo Taja, quien contendió contra Adela en la pasada elección, sino que es, se dice, aspirante a contender en 2021 en lugar de su hermano por la alcaldía de Acapulco, bajo las siglas del PRI.

Llama la atención que las fuerzas mencionadas por la alcaldesa estén interesadas solamente en desestabilizar a dos de los tres niveles de gobierno, sobre todo cuando desde el sexenio pasado existe una coordinación en las tareas de seguridad en lo que era el Grupo de Coordinación Guerrero y ahora se llaman Mesas de Construcción de Paz.

En particular, porque corporaciones como la Policía del Estado y la Policía Ministerial han sido de las más activas en las acciones contra secuestradores, extorsionadores y delincuentes en general. Incluso en la detención de líderes criminales como El Carrete y El Chaparro, de manera contraria a la cuestionada y aún no depurada Policía Municipal.

¿Acaso el acertijo se completa con su otra frase: “Yo no pacté con la maña”? ¿Y a qué respuesta nos lleva? ¿A su antecesor Evodio Velázquez Aguirre, al que amaga con denuncias por millonarias irregularidades? ¿Al hoy senador por Morena y ex alcalde Félix Salgado Macedonio, en cuyo periodo la Policía Turística ejecutó a un grupo de sicarios de El Chapo en La Garita de este puerto?

No. Se trató de simples recursos discursivos para salir del paso. No existe ningún complot, solamente una delincuencia desatada porque cualquiera puede andar armado asaltando y quitando coches en Acapulco sin que le pase nada.

Por otra parte, qué complicado debió ser también para el presidente municipal perredista de Chilpancingo, Antonio Gaspar Beltrán, enfrentar la rebelión de la mayor parte de su Cabildo que le hicieron vacío por lo cual no pudo realizar la sesión solemne y solo dio un mensaje político por su primer informe.

Sin embargo, debió reconfortarlo el espaldarazo que recibió de parte del gobernador Héctor Astudillo Flores, quien llamó a los ausentes a superar los intereses personales y poner a Chilpancingo por delante. Aromas a alianza PRI-PRD flotan por la capital del estado.