* Así lo informó Claudia Navarrete, directora de los Centros de Convivencia Familiar, que ayuda a familias “de alto conflicto inter parental” durante el proceso de separación

Jesús Saavedra

De 2010 a la fecha, en Guerrero los divorcios se han duplicado y por ello se han conformado los Centros de Convivencia Familiar (Cecofam) en Chilpancingo Acapulco e Iguala, cuyo propósito fundamental es atender a familias que atraviesan procesos de divorcio ante instancias judiciales.

Los tres Cecofam dependen del Tribunal Superior de Justicia (TSJ). El primero se instaló hace 9 años, en el puerto de Acapulco; hace 6 años el de Chilpancingo y el de Iguala hace 5 años, donde se atienden a “familias de alto conflicto inter parental en los procesos de divorcio”.

Este miércoles realizaron un acto de conmemoración de los 6 años del Cecofam de esta capital en el auditorio del TSJ, donde la directora, Claudia Navarrete Mendoza, señaló que atienden a las familias “que pasan por el proceso de divorcio, de la guardia y custodia, del tema de los alimentos, de la repartición de los bienes si se casaron por bienes mancomunados”.

Informó que en Guerrero en 2010 cuando se abrió el Cecofam en Acapulco, había 3 mil 600 casos de divorcio al año, pero las estadísticas indican que en el 2018 hubo más de 7 mil 800 casos de divorcio al año, “es una cifra que en 8 años se duplicó”.

Abundó que también se ha reducido el número de matrimonios, porque “la gente se casaba más y ahora hay un 35 por ciento menos de matrimonios en comparación con hace 10 años; en el país de cada 100 matrimonios, 35 se divorcian; son cifras alarmantes y hay un dato que no sabemos, de las uniones libres, pero que los vemos cuando tramitan juicios de pensión alimenticia y de custodia” de el o los hijos que procrearon.

Indicó que la atención que brindan a esas familias es a través de terapias psicológicas, talleres psicoeducativos, evaluaciones psicológicas, mediación familiar, atención médica, “es una gama de servicios que ofrecemos a la ciudadanía para que el tránsito en el proceso de divorcio no sea tan complejo”.

Navarrete Mendoza manifestó que en estos procesos jurídicos de la anulación del matrimonio “hay mucho resentimiento, hay mucho enojo en las familias que atendemos, por sus dinámicas de vidas, nosotros lo que tratamos es buscar una contención emocional en ellos y el divorcio no se convierta en un pleito, que busquen una manera más pacífica de solucionar sus conflictos y diferencias”.

Señaló que en estos procesos de divorcio lamentablemente se utilizan a los hijos, porque “como están enojados, siempre tienen la idea de pegarle a la pareja donde más les duele y son dos aspectos: los hijos y el dinero”.

Explicó que “los hijos entran en una dinámica compleja, difícil, y por eso les damos talleres para que entiendan que el divorcio de sus papás no es culpa de ellos y que tienen el derecho fundamental a vivir en familia a pesar que la relación parental ha concluido; muchas veces no entienden que concluyó el divorcio, más no la relación de padres que va a existir hasta el último aliento”.

Añadió que “a veces la gente cree que tener la guardia y custodia es que exclusivamente el niño es de una parte y no es así, es de los dos; luego hay campañas de desprestigio de un padre hacia otro para establecer un papá bueno y un papá malo, de polarizar, programar al niño para que odie y la verdad eso atenta contra los derechos de los niños es una forma de maltrato psicológico”.

En el evento, Alberto López Celis, presidente del TSJ, dijo que tras un divorcio “las familias no se deben fracturar, sino transformarse, hemos trabajado habilitando nuevas área de oportunidad con áreas de resolución de controversias y atender con prontitud esta problemática”, y anunció proyectos para abrir otros Cecofam en Ometepec, Zihuatanejo y Tlapa en los próximos meses.