Jorge VALDEZ REYCEN

·       Guerrerenses han “invadido” Los Cabos, BCS

·       Todos Santos, pueblo mágico, acoge a paisanos

·       “Casa Guerrero”, portal con 600 socios en BCS

TERCERA y Última Parte.

Candelaria Vargas cumplió 33 años viviendo en el pueblo mágico de Todos Santos, pequeña localidad al norte de Los Cabos, guarida de surfers de todo el planeta y sede del célebre Hotel “California”, que el grupo de rock “The Eagles” llevó a la fama en la década de los 60’s.

Mujer oriunda de Huehuetlán, en la Costa Chica guerrerense, hace más de tres décadas dejó Acapulco por amenazas de muerte directas contra ella y su familia, tras el desalojo de su vivienda en los viveros de La Zanja y La Poza, cuando fueron expropiadas sus tierras a ejidatarios y comuneros por el gobierno federal del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari.

De prominentes caderas, hablar costeño inconfundible y una mirada triste, nostálgica, identifica al reportero de Acapulco. “¿De dónde nos visitas, güero?”, me pregunta con voz cálida. “¡Acapulco!”, respondí. Sus ojos se abrieron y una sonrisa se dibujó con añoranza. “¡Eres paisano!”, me dijo con sencillez.

–¿De dónde es? –pregunté. “¡De Huehuetlán!”, en la Costa Chica.

–¿Ya no andan peleando terreno con Juchitán? –le solté la broma. Y volvió a mostrar sus dientes blancos.

Como ella, dijo, son más de 600 guerrerenses que se mantienen comunicados e informados a través de las redes sociales del Facebook. “Casa Guerrero” es nuestro portal y soy su dirigente, me dice Candelaria Vargas.

Baja California Sur ha sido “invadido” de manera constante por miles de guerrerenses, que se han acomodado en hoteles, restaurantes, bares, vendiendo artesanías, dulces de coco, pulpas de tamarindo y souvenires como lo hacían en el mercado “La Dalia” o en “La Diana”. Se trata de por lo menos 25 mil paisanos guerrerenses que viven en Los Cabos, Todos Santos, La Paz y en Loreto.

La historia de Candelaria Vargas es dolorosa, por su partida de Acapulco, su tierra. “Ya pasaron muchos años y mis tierras se le quedaron a Diego Fernández de Cevallos. Él las tiene abandonadas. ¡Nada construyeron allí! Nomás me las quitaron, y me amenazaron.

Llevo 33 años aquí, pero vivo en paz, tranquila. Tu hijo va a triunfar aquí, porque hay mucha gente que necesitan las empresas turísticas. Hay trabajo, mucho. Y se ve que es listo, el güerito. (Sonrisas). Doña Candelaria va a pedirle al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, a través de una carta, que revise los expedientes de la expropiación durante el régimen de Salinas de Gortari, porque les quitaron a muchas familias su derecho de vivir en sus propiedades. Fue un despojo vil, del que fuimos víctimas hace 33 años, asegura.

A la conversación de suma otro comerciante de artesanías que vendía en el mercado de Dalia Serna Tabares, la desaparecida “Reyna de las Banquetas” de Acapulco, durante las décadas de los 80’s y 90’s. También cuenta sus vivencias de aquella cruenta balacera en la avenida costera Miguel Alemán. De las reyertas en “La Diana”, cuando se disputaban locatarios la propiedad del centro de comercio artesanal.

Ya no quieren saber nada de aquellos días de terror. Hoy se adaptaron a la vida tranquila, al sofocante calor y a la atención de clientes norteamericanos. Hablan inglés, tuvieron escuela en Acapulco, de donde adquirieron experiencia para ofertar sus productos.

Baja California Sur es hoy en día la tierra de oportunidades para sinaloenses y guerrerenses. Es el destino de Jorge y Ricardo venir a conquistar esta tierra inhóspita, lejana a sus querencias, su infancia, adolescencia y su familia.

La despedida fue difícil. Dejas el aliento, el ser, en vilo. Viajé por carretera, crucé el mar y volé de regreso a Acapulco. Emociones encontradas, pero certeza en que la formación fructificó en dos hombres valientes, llenos de coraje y hambre de triunfo. Mi corazón, otra vez se me parte. Pero estoy feliz… Como Olga… y mi compadre Jorge.

Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.