* La crisis “dosificada” por el Fertilizante
* Astudillo hará un primer corte preliminar
* Saqueos de tráileres, bloqueos, la ira popular

Jorge VALDEZ REYCEN

Los datos duros expuestos son contundentes: en 2018 se entregaron 223 mil toneladas de fertilizante a poco más de 380 mil campesinos ¡y a tiempo!… Este año, al 15 de julio, no se han entregado ni 100 mil toneladas, de las 110 mil autorizadas para un padrón de 401 mil productores.
La crisis estalló a finales de mayo. En junio ocurrieron los primeros bloqueos y saqueos del insumo por parte de campesinos engañados. Incursionan ‘Servidores de la Nación’, un grupo de empleados pagados por el Gobierno Federal para censar, verificar, entregar vales y hasta regañar a presidentes municipales de que “nada tienen que hacer” en la entrega del fertilizante.
Víctor Villalobos Arámbula, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER), había designado a Héctor Manuel Popoca Boone, como coordinador del Programa Nacional de Fertilizante. El “Súperdelegado” de los Programas de Bienestar, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros, lo cesó fulminantemente y en su lugar propuso a Jorge Luis Gage Francois, un total desconocido de la problemática social del campo guerrerense. La crisis era predecible, en ese momento.
Con el tiempo encima, bajo premisas de “ser más contralores del pasado” que ponerse el overol para cumplir la palabra presidencial empeñada desde enero pasado, el programa fue dando tumbos, mientras los responsables repartían culpas en una desenfrenada caída libre de la credibilidad, confianza y certeza de cumplir las metas ofrecidas.
La ira popular se tradujo en expresiones fuera de la ley, como el plagio de servidores públicos (les llamaron con el eufemismo “retenidos”), el saqueo del transporte y los bloqueos carreteros. Más de 22 días duró el plantón en Tlatlauquitepec. Nunca antes había ocurrido algo así en la Montaña. Luego fue en Costa Chica, en Tlacoachistlahuaca. Antes fue en la Sierra de Tlacotepec. También en Taxco y en Tierra Caliente.
Un legislador del PRI, acérrimo crítico del programa dirigido con visos clientelares a favor de Morena, “apareció” en el padrón de beneficiarios del fertilizante. “El error” en las listas, de acuerdo a la fe de erratas, fue una burda maniobra para desacreditar y exhibir al diputado priísta de Huitzuco.
En este glosario, grosso modo, de inconsistencias, premuras, entuertos, mala organización, improvisación, desconfianzas, afloró el tema de la usurpación de funciones de los “Servidores de la Nación” en los servicios que la SADER (antes SAGARPA) hacía de manera regular y sistematizada. Se rompió esa cadena de custodia burocrática, en aras de “combatir supuestos actos de corrupción” y hasta de “repartir fertilizante para cultivos de amapola y mariguana”, en una de esas cortinas de humo que criminalizaron a los campesinos.
No sólo el personal de la dependencia federal sufrió groserías, actitudes despóticas y hasta el trato denigrante, también los presidentes municipales fueron objeto de un ninguneo y falta de respeto a su investidura como primera autoridad municipal, por parte del grupo de “usurpadores de la nación”. Hubo expresiones de franca indignación, que “en corto” fueron llevadas a las reuniones al más alto nivel de decisiones. Las quejas fueron en todos los tonos. Desde encendidas mentadas de madre hasta epítetos menores.
Sea como fuere, dijeran los juristas del rancho, el programa hoy llegó a su punto final.
Viene la evaluación, en un primer corte de ejercicio. Vendrá otro más, con todos los actores. Se pondrán los papeles en la mesa y se hará un reconocimiento al presidente de la República, pese a todo y por todo. No se puede culpar al Ejecutivo federal de los errores arriba descritos.
Nos iremos por partes. Es el recuento de los daños. El repaso a la crisis anunciada del fertilizante. Ni antes, ni durante, ni después…
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.