* Estalla la crisis en el gobierno de AMLO
* Renuncia de Urzúa, generó martes negro
* Desangelado festejo de 5 años de MORENA
Jorge VALDEZ REYCEN
A siete meses cumplidos del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, una crisis cimbra a la Cuarta Transformación: la sorpresiva renuncia de Carlos Urzúa Macías, en la Secretaría de Hacienda provocó un “martes negro” en la Bolsa Mexicana de Valores y nerviosismo bursátil con devaluación de casi 2 por ciento del peso frente al dólar.
Una semana cumplida llevan más de 200 elementos de la Policía Federal renuentes a ser absorbidos por la Guardia Nacional. Un total de 18 funcionarios del gobierno de López Obrador han dimitido por no compartir criterios ni políticas públicas del tabasqueño.
“Discrepancias por decisiones de políticas públicas sin sustento” y la “imposición de personajes en la SHyCP que representan conflicto de intereses” fueron las principales causales de quien se consideraba el más serio, apto y capaz de todo el gabinete presidencial.
El presidente de la República hizo un rápido relevo, aunado a un control de daños, pero el golpe estaba dado. La crisis estalló en el corazón sensible y vital: las finanzas de México.
El de López Obrador es considerado el peor arranque de sexenio de toda la historia moderna del país. Y con el estallido de una crisis en el seno de la economía, aunado a la desaceleración del primer trimestre en la política económica, crea nerviosismo en inversionistas y en el mercado interno.
El presidente, sin embargo, en un momento crucial del retrueque de su gabinete económico, utiliza una expresión alegórica: “no se puede rellenar de vino fresco a una botella vieja”.
De ese tamaño es la crisis que agobia los siete meses de gobierno.
La cautela política, de la mano con la prudencia, deberán ser las recetas ante el momento crítico.
La oposición no ha desaprovechado el momento para insistir en la rectificación de arrebatos ocurrentes, improvisaciones y el ánimo pendenciero que se exacerba diariamente desde las conferencias de prensa matinales del tabasqueño.
En el imaginario social, tres máximas resuenan, como eco ensordecedor, y son premisas de la 4T: “No mentir, no robar y no traicionar”. ¿Acaso esto último no cabe en la renuncia sorpresiva de Carlos Urzúa, en la SHyCP, que generó la crisis del gobierno de AMLO? ¿Lo perseguirá e investigará la Secretaría de la Función Pública, como ya se filtró la especie que lo hace al patrimonio de los generales de élite de la Sedena?
Y volviendo a los causales de la dimisión de Urzúa: ¿Acaso no se debe tomar en cuenta a quiénes fueron señalados por el exsecretario de crear ese conflicto de intereses que lo obligó a decir basta ya?
¿Quién miente? ¿Quién traiciona?
El festejo de los 5 años de Morena en Guerrero estuvo desangelado, con premuras y discursos llenos de juicios de valor con frases “clichés”. Retórica al vuelo, donde un nervioso “Súperdelegado” Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros abandona el festejo corriendo por la puerta trasera al estacionamiento, dejando a una militante molesta:
–¿Ahora no tienes unos minutos para nosotras? ¡Antes sí los tenías! Le dijo una mujer desde las escaleras a Pablo Amílcar, quien se le quedó mirando. Ella le dio la espalda, encolerizada.
“Ni un minuto a la prensa”, dijo contrariado, casi molesto.
Se subió de un brinco a la Chevrolet doble cabina y se acomodó el cinturón de seguridad en el asiento del copiloto. Lo siguieron un guardaespaldas y su particular.
El diputado Moy Reyes Sandoval, lo disculpó: “Va a una reunión con el gobernador y ya se le hizo tarde”… La salida del estacionamiento estaba bloqueada por autos de simpatizantes de Morena y esperó los mismos minutos que le pedían, a gritos, los reporteros al “Súperdelegado” federal. Y no hubo para ellos “ni un minuto”…
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.
