* “Servidores de la Nación”: el sello de la soberbia
* Alcaldes no pagaron flete, porque los ofendieron
* “Pinche política de cuenta-chiles” en Morena

Jorge VALDEZ REYCEN

–“Ustedes ya no tienen nada qué ver con el fertilizante”, le dijo aquel muchacho con aires de perdona-vidas, soberbio, envalentonado y enfundado en un chaleco color caki con la leyenda en la espalda “Servidor de la Nación” al presidente municipal de un municipio en la región Centro.
–¡De nada valieron las reuniones con el gobernador y con el delegado federal! Todo lo que acordamos de que pagaríamos el flete, el apoyo al que nos comprometimos, quedó en el aire… ¡Pues que se chinguen! –explotó el alcalde.
Todo el esfuerzo de haber sostenido reuniones regionales con los 81 presidentes municipales, desde abril y mayo pasado, para que la entrega del fertilizante a los productores del campo fuera sin contratiempos, ni conflictos, quedó en vano.
Los “Servidores de la Nación” llegaron a los Ayuntamientos pidieron a los alcaldes y a las presidentas “no meterse”, porque “ellos habían sido designados por el Gobierno Federal para hacerse cargo de todo: actualizar padrones de beneficiarios, detectar dónde “inflaron” listas, corroborar documentos agrarios en regla y anotar a nuevos campesinos que recibirían el agroquímico.
–¡Uta madre! Nos hicieron a un lado, a los que fuimos electos por la voluntad popular. Eso es un agravio, una falta de respeto y una irresponsabilidad del señor Pablo Amílcar (Sandoval Ballesteros), el jefe de esos mozalbetes soberbios, como él.
–Ahora, que se chinguen a pagar el flete ellos, por pendejos –volvió a maldecir el presidente, quien había estado al pendiente de que el fertilizante llegara a las bodegas y pagar el flete hasta la presidencia, donde se repartiría.
Molesto, tildó como “una pinche política de cuenta-chiles” la que utiliza Morena en su reparto de fertilizante. “¿Tanta es su desconfianza, su sospecha y recelo que nos ven con cara de pillos, corruptos o qué chingados? ¡Somos autoridades municipales, no gatos de nadie! Ellos son gatos del presidente y lo están haciendo quedar mal con sus tarugadas.
Con esta introducción, se podrá deducir el nivel de indignación que prevalece entre algunos presidentes municipales que no se han atrevido a alzar la voz, por evidente temor a sufrir represalias de parte del “súper delegado” federal Pablo Amílcar Sandoval. No todos querrán hablar de los “Servidores de la Nación” que han sido designados como intermediarios, haciendo a un lado a las autoridades municipales que se habían comprometido con el mandatario estatal y los propios representantes del Gobierno Federal a apoyar con el flete y lo que fuera necesario.
Pero la actitud soberbia de los “servidores” vino a crear que los alcaldes fueran víctima de groserías, un trato descortés, ingrato, ofensivo y hasta vulgar. Esa actitud soberbia, generó reacciones lógicas de quienes son autoridad municipal, no empleados federales.
Por versiones de los propios campesinos, que se han quejado con los presidentes municipales, hay amenazas contra de quienes protesten serán “dados de baja” del padrón de beneficiarios, como represalia directa. Y obviamente, que eso ha enardecido a la clase campesina, al grado de que han retenido a funcionarios federales como el caso de Tlatlauquitepec.
Y eso no debe ser salida a un conflicto que generaron los propios “Servidores de la Nación”, en su afán de emisarios investidos de un poder supremo que ostentan con desplantes soberbios, altaneros, déspotas.
Hay un doble agravio: a las autoridades municipales y a los campesinos. ¿Tendrá un comentario al respecto el delegado federal Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros?
Nos leemos… SIN MEDIAS TINTAS.