Efraín Flores Maldonado*
El 4 de junio se cumplió el 50 aniversario luctuoso del fallecimiento del licenciado Carlos Alberto Madrazo Becerra. El 7 de julio de 1915, nace en su querida Villa Hermosa, Tabasco y fallece el 4 de junio del año 1969 en Monterrey, Nuevo León en un dudoso accidente aéreo. Su prodigiosa inteligencia, personalidad y carisma infantil, lo hizo distinguirse entre la niñez y juventud de su tiempo. Siendo Gobernador de Tabasco Tomas Garrido Canabal, el joven Carlos A. Madrazo, le extendió una sencilla pero brillante bienvenida. El Gobernador del Estado lo felicitó y después como profetizando su futuro político, le dijo en un gesto optimista “llegarás a ser gobernador de tu Estado”. Fue presidente de la Confederación de Estudiantes Socialistas de México y de la C.J.M. En 1943 fue diputado federal por la Ciudad de México. Fue Gobernador de Tabasco de 1959 a diciembre de 1964, cuando fue electo presidente del Comité Nacional del Partido Revolucionario Institucional. En el PRI, estableció un proceso frontal denominado “Democracia Interna”, mediante el cual, eran los militantes del partido, los que elegían en asambleas populares a sus candidatos a diputados locales, federales y presidentes municipales. El sistema político centralista, no aguantó el exitoso experimento democrático de Madrazo, forzando su renuncia el 22 de noviembre de 1965. A partir de entonces, peregrinó por la plural geografía de México, reuniéndose con campesinos, obreros y estudiantes. Se perfilaba la posible fundación de un nuevo partido, que tal vez llevaría el nombre de “Patria Nueva”. Madrazo poseía una oratoria elocuente… explosiva… convincente, porque concientizaba y movilizaba. En su peregrinar por el mosaico geográfico nacional, la ciudadanía se disponía a la lucha para dibujar el rostro de un nuevo país, más justo y democrático. Con servidores públicos y representantes populares competentes… honestos… y eficientes. Su ideología quedo plasmada en frases maravillosas, expresadas en las reuniones que convocaba. Exhortaba a sus auditorios “a pedir la opinión de los que más saben, llamando a las filas a hombres y mujeres valiosos y no caer nunca en compromisos mezquinos”. Sostenía que “el ser humano es autonomía, campo de batalla de la luz y de las sombras, donde el acierto del mañana, se nutre de la experiencia del error de ayer”. Condenaba el hecho de que, en una sociedad corrompida “no se estimula al maestro que enseña, sino al sicario que oprime… no se permite que el pensamiento vuele y se premia a la palabra que inciensa… no se aprovechan los dineros públicos para atender necesidades colectivas, sino para hacer fortunas personales y comprar conciencias”. Carlos A. Madrazo creía en un prodigioso destino de la juventud, asegurando que “del fracaso de los jóvenes, somos culpables los adultos”. Llamaba a la lucha cívica con valor y tenacidad, pasando de la idea a la acción comprometida, porque “en el choque entre la existencia diseñada en el aula y la madurez de la vida diaria… muchas alas se rompen y los idealismos se quiebran”. Llamaba a la juventud a tener identidad y construir su propio destino, doliéndose de que “hay jóvenes que pierden el ímpetu de volar… porque ven a los adultos arrastrarse”.
Eso y más nos dejó como herencia ideológica Carlos Alberto Madrazo Becerra… como tarea para construir a partir de hoy, el nuevo rostro de justicia social que México está necesitando con urgencia.
**Doctor en Ciencia Política