POR: R. SALGADO L.

Independientemente de que el Consejo Nacional de Fomento Educativo se asume como una Institución no con formalidad como Instancia Oficial de la Secretaria de Educación Pública, sino de orientación enmarcada dentro de los organismos descentralizados, está encargado de generar nuevas Estrategias y Modelos Educativos.
Es Misión del Conafe impartir Educación en las comunidades marginadas y con alto rezago social, brindando fundamentalmente los servicios de Educación Inicial y Primaria.
Esta Institución fue creada por Decreto Presidencial el 11 de septiembre de 1971 y desde entonces, ha evidenciado un enorme apoyo para los pueblos y comunidades con mayor abandono y de una histórica marginación.
Los servicios del Conafe han tenido plena justificación ya que su misión está enfocada a atender a los niños de las más pequeñas y alejadas comunidades y que cuentan con una escasa población escolar.
Aunque la atención Educativa corre a cargo de jóvenes con escasa formación pedagógica; sin embargo, son poseedores de una sólida vocación humana y de reconocida voluntad solidaria con los más pobres y necesitados de la entidad.
El malestar popular registrado en las últimas semanas, se debe a la inaceptable e irrazonable decisión de que el Conafe sufriera recientemente un considerable, severo e injustificable ajuste financiero a su presupuesto, que lo está colocando en grave riesgo de desaparecer.
Se han observado a decenas de jóvenes Instructores Comunitarios haciendo reclamos y solicitando razones o justificaciones de su destitución o despido, sin que hasta el momento ninguna autoridad federal les está brindando consideración o explicación alguna a esta medida.
No cabe duda que la actitud modesta y prudente de esos olvidados Instructores Comunitarios haya logrado hasta ahora ser atendidos, a pesar de que han trascurrido varias semanas y su situación es sumamente angustiosa.
Los servicios del Conafe resultan ser de altísima necesidad, pues en un Estado como el nuestro con una ancestral marginación social, con un severo rezago Educativo, con escasas alternativas para el desarrollo de miles de microlocalidades y ahora con un marcado desinterés del Gobierno Federal, se está condenando a un núcleo elevado de población menesterosa a vivir en el aletargado desarrollo y en la injusta y lastimosa pobreza.
El cancelamiento de las Estancias Infantiles representó un duro golpe a los intereses de los niños, independientemente al modificado esquema de hacer entrega del apoyo directo a los padres de familia, hoy ese recurso es utilizado por el 40% de ellos, hacia otras necesidades de subsistencia, quizá con justificación ante la pobreza de las familias, ocasionando en muchos casos el abandono de los infantes, exponiéndolos a riesgos y sufriendo daños graves a su desarrollo.
No existen razones fundadas que permitan la consideración de limitar un programa fundamental de carácter Educativo como lo promueve el Conafe. No podría aducirse que por asuntos de corrupción, corra la suerte de ser cancelado o bien la presentación de alguna alternativa que de aliento, de certeza y seguridad de que miles de niños que habitan en lejanas comunidades, hoy queden fuera de un elemental servicio. La cancelación de los servicios del Conafe o la disminución de sus presupuestos los puede condenar a vivir eternamente en la oscuridad y seguir formando parte de las estadísticas del abrumador fenómeno del analfabetismo.
El disfrazado esquema de apoyo en que se convirtió el programa de Estancias Infantiles, se argumentó que fue por un escandaloso asunto de corrupción; sin embargo, no se procedió mediante mecanismo preciso para el señalamiento de responsables, como tampoco de acciones sancionadoras para castigar el abuso.
La medida se tomó y poco importó el aseguramiento del destino de los niños.
Los recientes programas Federales deben estar sujetos a estrictos controles de Evaluación y seguimiento, de lo contrario podría caerse en un profundo proceso degenerativo que acabaría con asentarse un viciado sistema paternalista que generaría perniciosos hábitos que acabarían por liquidar todo intento de superación y del logro de virtuosas disciplinas.
Es urgente reflexionar no solo en estas dos medidas que están afectando seriamente a los niños del país, sino al replanteamiento de muchas otras acciones del Gobierno Federal, que aunque pudieron estar dirigidas con razonada buena fe, pudieran estar trastocando el sano desarrollo del país.
Estamos convencidos del grave atraso que registra la nación y de que pudiera existir la perseverante idea de querer hacer mucho en corto tiempo sin detenerse a revisar la capacidad económica del país y de poder generar un programa de prioridades que paulatina y progresivamente pudieran irse afrontando con mayor seguridad y certeza.
La sensatez, la prudencia, la organización y el orden, así lo aconsejan.