* Comisarios y habitantes de al menos 6 pueblos de Heliodoro Castillo confirmaron que sí retuvieron a militares, pero que aceptaron liberarlos a cambio de compromisos que no han sido respetados por autoridades federales y estatales
Carlos Navarrete
Habitantes de al menos seis pueblos del municipio serrano de Heliodoro Castillo, amenazaron con derribar los helicópteros de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) si no detienen la fumigación de los campos de amapola, de la que se extrae la goma para la fabricación de heroína.
Además, se quejaron por la falta de apoyos por parte de los gobiernos federal y estatal para que los amapoleros reemplacen ese cultivo, y porque han dejado de recibir apoyos sociales como el Procampo.
El pasado diez de abril circuló en redes sociales un video en el que se ve a habitantes de Campo Morado reteniendo a un grupo de militares. El gobierno del estado informó al respecto que no hubo retención y que sólo se trató de un diálogo en el que los campesinos pidieron a los soldados ser intermediarios con autoridades estatales y federales para exponer diferentes demandas.
Pero la versión del comisario, Ricardo Alarcón Álvarez, es diferente. En una visita hecha el lunes a su comunidad, afirmó que sí retuvieron a los soldados un día completo. Dijo que lo hicieron para pedir al Ejército que deje de fumigar los pocos sembradíos de amapola que quedan en Campo Morado y pueblos circunvecinos, pues los químicos que utilizan contaminan además sus cultivos de jitomate, tomate y maíz.
Aclaró que no se niegan a la destrucción de la amapola y otros enervantes, sino al método, por lo que piden que los operativos de la Sedena sean por tierra para que los militares destruyan la planta a mano, con machetes, para evitar afectaciones a sus otras cosechas.
Además, dijo que el río también se está contaminando, pues las mojarras que han pescado tienen manchas negras, llagas y protuberancias, por lo que no son aptas para el consumo humano y, en consecuencia, no las pueden comercializar.
Alarcón Álvarez indicó que todos esos argumentos les fueron expuestos a los militares que retuvieron, así como a las autoridades de la Secretaría General de Gobierno que acudieron al lugar para mediar la situación.
También dijo que el desinterés de los campesinos en la amapola se debe a que el precio de la goma disminuyó de manera considerable, por lo que no se oponen a que el Ejército destruya los pocos sembradíos que quedan.
La versión es que en la retención de los militares participaron habitantes de Campo Morado, El Durazno, Capulines, Chilpancinguito, Renacimiento, Tejamil, entre otras comunidades, quienes exigieron detener las fumigaciones, petición que fue aceptada por las autoridades castrenses y del gobierno del estado, entre otros compromisos relacionados a programas sociales. A cambio, los campesinos ofrecieron ya no retener ni agredir a los soldados que laboran en esa zona.
Sin embargo, durante la visita que se hizo a Campo Morado, los comisarios denunciaron que las autoridades fallaron a su compromiso, pues días después a la retención de los militares vieron sobrevolar un helicóptero en la zona, fumigando.
Al respecto, el comisario de El Durazno, Gabriel Ontiveros Álvarez fue contundente. Amenazó con que dispararán a las aeronaves si continúan fumigando.
“Nosotros cumplimos con nuestra parte, no los hemos agredido en ningún momento, estamos cumpliendo. Pero también todo se agota, y nos han llegado reportes de que siguen fumigando” desde el aire los plantíos, dijo.
“El pueblo se cansa, no le va a gustar al gobierno que nosotros les tumbemos su helicóptero”, advirtió.
Esa amenaza se hizo en reiteradas ocasiones por habitantes de los diferentes pueblos que se reunieron en la cancha de Campo Morado para explicar a reporteros las razones por las que actuaron contra el Ejército la semana pasada.
También fallan los programas sociales
Otra razón por la que se dio la retención fue la ausencia de programas sociales en las comunidades de la Sierra.
El comisario de Campo Morado explicó que el año pasado se exigió a autoridades del gobierno del estado y de la federación que llevaran proyectos productivos a los campesinos, para reemplazar la siembra de amapola por otros productos.
Lamentó que a pesar de que se está combatiendo la producción de amapola, las autoridades sigan sin llevarles apoyos o alternativas que les permitan reactivar su economía.
Alarcón Álvarez indicó también que el apoyo que recibían los campesinos del programa Procampo, que depende del gobierno federal, fue recortado sin previo aviso ni justificación. Comentó que de seis mil 500 pesos que recibía cada beneficiario en la anterior administración, éste año sólo recibieron cinco mil.
“No es justo que el gobierno mismo les esté robando. Esa es la inconformidad de la gente, porque todos tenemos necesidad, pero no hay apoyos del gobierno y no es justo. Por ese motivo la gente aquí se unión”, argumentó.
Por su cuenta, Artemio Márquez Lucena, habitante de Campo Morado, recordó que el gobierno federal se comprometió a entregar fertilizante gratuito a los campesinos, pero se quejó porque la información que les proporcionaron es que tendrán que trasladarse a Tlacotepec, su cabecera, para recogerlo.
Explicó que trasladarse hasta Tlacotepec es poco viable, pues son más de cuatro horas las que deben viajar en caminos de terracería para llegar hasta ahí, lo que implica además un gasto elevado.
“Estamos siendo olvidados por el gobierno. El presidente de la república nos prometió, confiamos en él, les dimos nuestro apoyo y hasta ahora no nos ha ayudado en nada. A nosotros nos va a salir carísimo ir a recoger el fertilizante, nosotros estamos en contra de que lo dejen en las cabeceras, queremos que nos lo entreguen en nuestras comunidades”, señaló.
Un señor de la tercera edad se quejó también de que la pensión para adultos mayores se les pagará con tarjeta, porque eso los obligará a ir a un banco para cobrar su apoyo.
El afectado comentó que los lugares más cercanos donde se pueden hacer los sobros del programa son Tlacotepec, que está a más de cuatro horas de distancia, y Atoyac de Álvarez, que está a tres horas. Viajes que, para personas de la tercera edad, son cansados y desgastantes, además de los gastos que implicaría trasladarse a cualquiera de los dos lugares.
Otros habitantes denunciaron que sus hijos dejaron de recibir la beca bimestral que les otorgaba el gobierno federal, así como los apoyos correspondientes al programa Prospera.