JAVIER CADENA

Es una costumbre decir que una imagen dice más que mil palabras, pero también es un hecho que las palabras —una sola o en conjunto— dicen mucho, para bien o para mal.
Lo anterior viene a cuento porque la organización Personas por el Trato Ético de los Animales —mejor conocida como PETA, por sus siglas en inglés—, se ha dedicado a luchar para que en el cotidiano humano desaparezcan ciertas imágenes y palabras, y con ello modificar esas actitudes del ser humano que atentan en contra de los animales.
Como muestra de esta lucha, traigamos a colación apenas los siguientes tres pequeños botones.
UNO. En febrero pasado, le solicitó al director de la película Toy Story 4 —que todavía no se estrena—, retirar el bastón que utiliza el personaje Bo Peep, ya que lo considera un “símbolo de la dominación”, con el que se maltrató durante siglos a las ovejas y corderos.
La petición firmada por Lauren Thomasson, gerente de Animales en Cine y Televisión, hasta donde se conoce, no ha tenido respuesta del director Josh Cooley, ni de Pixar, productora de la cinta.
DOS. David Foster Wallace en su texto “Hablemos de langostas” comparte que en 2003 la revista Gourmet le solicitó un reportaje sobre el 56 Festival Anual de la Langosta, que se llevó a cabo del 30 de julio al 3 de agosto en Maine, Estados Unidos.
Durante el festival, escribe el autor, ese año y los anteriores, PETA se hizo presente para denunciar lo grave y malvado que es el que a las langostas las metan vivas al agua para su cocimiento y posterior degustación.
El autor también consigna la declaración de un vendedor de coches y comedor de langostas: “Hace un par de años tuvimos algunos incidentes. Una mujer se quitó casi toda la ropa y se pintó como si fuera una langosta, a punto estuvo de hacer que la detuvieran. Pero lo más habitual es que los dejen en paz. Ellos van a su rollo y nosotros al nuestro”.
Y sí, esto es cierto, la langosta se sigue degustando y PETA continúa denunciando la crueldad de ser cocida viva.
TRES. En diciembre del año pasado, solicitó eliminar del lenguaje ciertas expresiones que desde su perspectiva aluden al maltrato animal, como ese famoso dicho de matar dos pájaros de un tiro.
Han pasado pocos meses desde que se externó esta petición y aún no se sabe si PETA logrará su cometido, pero simplemente realicemos aquí un pequeño ejercicio de imaginación y pensemos que la reacción del ser humano es efectivamente hacer a un lado ese tipo de expresiones y, por ende, como por arte de magia la realidad se modifica.
Entonces, en esa ficticia nueva realidad, por ejemplo, en materia política ya no habrá chapulines, mapaches, ratones locos, grillos, camaleones, arañas trepadoras, víboras rastreras y dinosaurios.
Nadie será pastoreado como borrego, ni acarreado como manada de bueyes.
No se aplaudirá como foca a quien intente dar gato por liebre, ni existirán los animales políticos.
Nunca el león será rey, ni gobernará un gorila o un jaguar.
Ningún cachorro heredará los cargos.
Soñemos pues.

cadenajavier@hotmail.com