SADYHEL ASTUDILLO
En una ocasión, mientras esperaba el servicio de transporte público, ya pasaba del medio día (no recuerdo la hora exacta pero, ya se saludaba con buenas tardes), me acerqué a un puesto de periódicos que regularmente frecuento, saludé al dueño, compré una revista y noté que al lado de su local tenía varios paquetes de ejemplares atados. Las estibas eran de mínimo cincuenta periódicos cada uno y cada paquete era de un periódico distinto. Mi curiosidad me ganó y le dije: ¿Ahora llegaron muy tarde las ediciones de este día, no?
El señor dibujo una pequeña sonrisa modesta y me dijo: Bueno fuera joven, los periódicos llegan sin falta desde las cinco de la mañana. Esos periódicos son los que van de regreso porque no se vendieron.
En ese momento recordé las pacas y pacas de periódico que se distribuyen diariamente y, en comparación con los que devolvía el señor eran pocos. Quizá, él por estar bien ubicado en el centro de la ciudad vende en grandes cantidades.
Supongo que mi rostro no disimuló mi curiosidad a lo que el vendedor continúo:
Hace algunos años me vendía mínimo cien ejemplares de cada periódico, hoy con suerte vendo cinco de cada uno… cuando no, pues ninguno. Ahora a la gente ya no le gusta leer y piensa que lo que tiene en sus celulares es lo más actualizado y verídico y todo lo que hay, cuando lo que tienen ahí, en sus pantallas, no son ni dos párrafos de información. En el periódico los reporteros salen a investigar a buscar la noticia y hacen sus notas en base a hechos y tienen mucho más espacio para expresarse y de verdad informar. En los celulares no presenta esta información ampliada y por ello las personas ahora solo saben lo que pasa, pero no te saben decir nada más.
Me sorprendió bastante la cantidad tan ínfima de periódicos que vende, siendo un local bien ubicado. Cabe mencionar que él, según me comentó lleva más de 30 años atendiendo su puesto de revistas y actualmente está pensando en evitarse la fatiga de ir por sus periódicos a la distribuidora, cargarlos a su local y tal vez llevar de regreso todos, porque no se vendió ninguno.
Ahora bien, todos tenemos algo que aprender de esta experiencia.
Los directivos de las casas editoras o consejos de administración deben de replantearse sus estrategias de contenido (reportajes y suplementos especiales), estructura y hasta la presentación del medio para hacer que el periódico retome o vuelva a tener el auge que tenían. Los reporteros y fotógrafos, columnistas y escritores a dar temas de calidad y no simplemente rellenar los párrafos con información “paja”, chistes o temas irrelevantes.
Los “adictos a celular” a que, si una noticia llama su atención, compren algún periódico que reporte sobre ello y tener la oportunidad de leer más y así poder elegir su “marca” favorita, su escritor favorito, etc.
Los actuales clientes al leerlos y profundizarlos, hagan llegar a las casas editoras sus comentarios y sugerencias para que eso sirva de retroalimentación a los colaboradores y puedan pulir cada una de sus entregas.
Si bien es cierto que estos tiempos modernos son dominados por lo virtual/digital, ello no quiere decir que los “viejos medios” como los impresos tengan que desaparecer. Por el contrario deben de replantearse y adaptarse a los días de hoy. Pero eso, como ya se mencionó se va a lograr al tras “educarnos” y hacer todos bien nuestra parte, tanto como lectores así como generadores de contenido.
Así que la invitación está hecha, esforcémonos más al leer, al escribir y al elegir, de esta forma conservaremos los medios que realmente tienen su prestigio ganado y sigan contribuyendo y generando más información a la sociedad.